Sotheby’s se ha convertido en el último nombre del mundo del arte en sumergirse en las NFT (fichas no fungibles) a través de su colaboración con el artista digital anónimo Pak y el marketplace de NFT Nifty Gateway.
La casa de subastas vendió The Fungible Collection, una «novedosa colección de arte digital que redefine nuestra comprensión del valor», por más de 17 millones de dólares (12 millones de libras).
Algunas piezas, como «The Switch», una construcción monocromática en 3D que va a ser cambiada por el artista en algún momento indeterminado del futuro, recibieron ofertas que superaban ampliamente el millón de dólares.
Para los no iniciados, las NFT son versiones tokenizadas de activos que pueden negociarse en una blockchain, la tecnología de registro digital que está detrás de criptomonedas como Bitcoin y Ethereum. Mientras que un Bitcoin es directamente intercambiable con otro, lo que significa que son fungibles, las NFT son lo contrario porque los activos subyacentes son únicos de alguna manera y no pueden ser intercambiados por otros iguales.
Esta singularidad permitió a Christie’s vender en marzo la NFT «Everydays» del artista digital Beeple por la friolera de 68 millones de dólares. Para los que no disponen de tanto dinero, los NFT también se utilizan para intercambiar objetos de colección como tarjetas de béisbol y artículos de juegos de ordenador como espadas y skins de avatares.
¿Problemas con las burbujas?
El entusiasmo en torno a las NFT alimenta una narrativa similar a la de otras subidas de precios recientes, como GameStop y dogecoin, en el sentido de que se trata de burbujas especulativas provocadas por los cheques de estímulo en EE.UU., el aburrimiento del cierre y los bajos tipos de interés.
No hay que buscar más allá de celebridades como la estrella de la música Grimes y el YouTuber Logan Paul que lanzan sus propias NFTs insignia para subirse a la ola. Incluso Vignesh Sundaresan, el empresario que compró la obra de arte récord de Beeple, considera que invertir en NFT es un «riesgo enorme» y «aún más loco que invertir en cripto».
Pero la historia también nos dice que debemos tener cuidado con descartar las NFT como una moda pasajera, ya que la importancia de las innovaciones tecnológicas a menudo se hace más evidente una vez que el bombo se apaga. Muchos comentaristas desestimaron la afluencia de empresas tecnológicas en torno a la burbuja de las puntocom de finales de la década de 1990, y la primera oleada de entusiasmo masivo por las criptodivisas en 2017, solo para demostrar que estaban irremediablemente equivocados cuando resurgieron Amazon y el Bitcoin.
En realidad, las NFT han bajado mucho desde sus máximos, con una caída del 70% en el precio medio desde febrero. Tal vez no se trate del estallido de una burbuja, sino de una «eliminación» de los tokens artificiales ahora que el bombo inicial ha empezado a desaparecer.
Este fenómeno queda bien reflejado en el ciclo del hype de la consultora estadounidense Gartner, que ilustra la progresión típica de una nueva tecnología. Con las NFT, probablemente estemos saliendo del «pico de expectativas infladas» en un viaje hacia la misma «meseta de productividad» que alcanzó Amazon hace tiempo.
Esto enlaza con lo que dijo el economista austriaco Joseph Schumpeter sobre el funcionamiento del capitalismo. Schumpeter consideraba el capitalismo como un incesante cambio de lo viejo por lo nuevo, ya que las empresas más recientes e innovadoras sustituyen a las anteriores, lo que denominaba «destrucción creativa«.
En este sentido, las NFT son los recién llegados que desafían la forma en que percibimos y registramos la propiedad de los activos. Y la tensión entre la innovación y la titularidad también contribuye al escepticismo que siempre rodea a estas nuevas tecnologías.
Qué pasa después
Las NFT crean oportunidades para nuevos modelos de negocio que antes no existían. Los artistas pueden adjuntar cláusulas a una NFT que les garanticen una parte de los ingresos cada vez que se revenda, lo que significa que se benefician si su obra aumenta de valor. Es cierto que los equipos de fútbol llevan tiempo utilizando cláusulas contractuales similares en la venta de jugadores, pero las NFT eliminan la necesidad de seguir la evolución de un activo y hacer valer esos derechos en cada venta.
Las nuevas plataformas de arte, como Niio Art, son capaces de demostrar de forma realmente sencilla que son propietarios de obras digitales. Cuando los clientes toman prestadas o compran obras de arte en la plataforma, pueden mostrarlas en una pantalla sabiendo que no hay problemas de derechos de autor ni de originalidad porque la NFT y la blockchain garantizan que la propiedad es auténtica.
Los NFT ofrecen a los músicos la posibilidad de proporcionar medios de comunicación mejorados y ventajas especiales a sus fans. Y en el caso de los recuerdos deportivos, se cree que entre el 50% y el 80% de los artículos son falsos. Poner estos artículos en NFT con un historial claro de transacciones hasta el creador podría superar este problema de falsificación.
Pero más allá de estos campos, el potencial de las NFT va mucho más allá porque cambian por completo las reglas de la propiedad. Las transacciones en las que la propiedad de algo cambia de manos han dependido habitualmente de capas de intermediarios para establecer la confianza en la transacción, intercambiar contratos y garantizar que el dinero cambie de manos.
Nada de esto será necesario en el futuro. Las transacciones registradas en blockchain son fiables porque la información no puede cambiarse. Los contratos inteligentes pueden utilizarse en lugar de los abogados y las cuentas de depósito para garantizar automáticamente que el dinero y los activos cambien de manos y que ambas partes cumplan sus acuerdos. Las NFT convierten los activos en tokens para que puedan moverse dentro de este sistema.
Esto tiene el potencial de transformar completamente mercados como el de la propiedad y el de los vehículos, por ejemplo. Las NFT también podrían ser parte de la solución para resolver los problemas de propiedad de la tierra. Sólo el 30% de la población mundial tiene derechos legalmente registrados sobre sus tierras y propiedades. Los que no tienen derechos claramente definidos tienen muchas más dificultades para acceder a la financiación y al crédito. Además, si en el futuro pasamos más tiempo en mundos virtuales, es probable que las cosas que compremos allí también se compren y vendan como NFT.
Habrá muchos otros desarrollos en esta economía descentralizada que aún no se han imaginado. Lo que sí podemos decir es que será un tipo de mercado mucho más transparente y directo de lo que estamos acostumbrados. Los que piensan que están viendo un destello en la sartén probablemente no estarán preparados cuando llegue.
Traducido por el Equipo de Somos Innovación
Fuente: CapX
