5 Formas En Que el Metaverso Va a Mejorar Tu Vida

boy wearing black and white VR headset

La palabra Metaverso, aunque se ha puesto tan de moda, suena todavía muy de ciencia ficción. 

Gente con cascos 3D viviendo en una realidad paralela. 

De hecho, a muchos les asusta o les parece antinatural. 

Nos guste o no, habrá mucho de eso: personas yendo a conciertos virtuales, haciendo amigos o jugando en mundos imaginarios. 

Pero no será sólo eso.

Será el “lugar” también donde crearemos empresas, tendremos una carrera y ganaremos dinero. 

Vamos a hacer en esta Internet inmersiva casi todas las cosas que hacemos en la vida real. 

Y eso tiene consecuencias profundas para la forma en que organizamos la vida social. 

Para algunas personas es raro y da miedo.

A otros nos parece que nos dará la oportunidad de tener un nuevo comienzo en la forma en que están organizadas las sociedades. 

Este va a ser un tiempo de experimentación y aprendizaje y va a llegar tan rápido que nos va a sorprender a todos. 

Se abre una nueva frontera y va a afectar nuestras vidas, sin duda y en poco tiempo. 

Estas son las cinco áreas en las que creo que el cambio se sentirá con más fuerza.

 

Innovación en formas de gobierno

Hace mucho mucho tiempo, la forma de experimentar con nuevas formas de gobierno era “descubrir” nuevas tierras y fundar nuevos países con formas de gobierno nuevas y diferentes. 

Por supuesto, esas “nuevas” tierras ya tenían en muchos casos gente viviendo en ellas, pero lo cierto es que los colonizadores crearon nuevos países y los organizaron de maneras distintas a las de sus naciones de origen. 

El ejemplo canónico es el de EEUU.

A partir de la Revolución Americana se ensayó una forma de gobierno y un tipo de democracia diferente y sus efectos y resultados pudieron compararse con los del Viejo Mundo. 

Como resultado, muchas de las ventajas y mejoras que se consiguieron en este experimento político fueron incorporadas luego en otros países. 

Nada extraño, de la experimentación surge el aprendizaje y la innovación. 

Sin embargo, el hecho de que ya no hay ninguna frontera nueva que descubrir (salvo probablemente el espacio, pero eso está más verde), implica que la experimentación política ha encontrado un límite y que nuestra capacidad de aprender y mejorar las formas en las que organizamos la sociedad se ha detenido. 

Pero ¿qué sucedería si tuviésemos la posibilidad de crear nuevos paises en el Metaverso?

De hecho la tenemos. Es más, ya existen esos “países”. 

Axie Infinity es uno de los juegos dentro de la categoría “play-to-earn”, literalmente “jugar para ganar dinero”.

Ellos se definen (y con bastante razón) como una “nación digital”.

Tienen sus propias reglas (su marco legal), sus derechos de propiedad (claramente definidos e irrevocables), y hasta un “territorio” virtual, que se puede comprar y vender, a veces por cifras millonarias. 

Este tipo de naciones digitales van a seguir apareciendo y ya existen otras con un grado de desarrollo similar. 

Algo muy interesante, en este caso y en otros parecidos, es que las reglas de participación han sido establecidas de antemano y son aplicadas automáticamente con muy bajo riesgo de que hagan trampa tanto los “gobernantes” como los “ciudadanos”. 

¿Qué tan lejos puede llegar esto y qué podemos aprender para aplicar en nuestros países de la “vida real”?

La respuesta está en el segundo punto.

 

Competencia entre países

Si este tipo de naciones digitales siguen apareciendo y creciendo, parece natural que en algún punto comiencen a competir con las naciones reales. 

En cuanto el movimiento económico en ellas comience a ser suficientemente grande para que los países les presten atención comenzará a darse un fenómeno interesante: la competencia. 

Si hay centenares de miles de personas actuando económicamente en estos espacios virtuales (comerciando, trabajando, invirtiendo, ganando dinero) y operando en monedas cripto que los gobiernos no controlan, es natural que en algún momento decidan ofrecer condiciones a esos jugadores/ciudadanos para que operen dentro de las reglas del país real. 

En otras palabras, comenzará a haber competencia entre naciones digitales y naciones reales. 

En cierta medida, ya existe una competencia entre países, si uno toma en cuenta la profusión de visas para nómadas digitales, regímenes de residencia fiscal y programas especiales como la e-Residency de Estonia, que han aparecido en los últimos años.

Aún así, esto es sólo el comienzo. Y por ahora sólo entre jurisdicciones “físicas”, no digitales.

También es muy probable que antes que una competencia abierta aparezcan intentos de coerción, esfuerzos por obligar a las personas a no actuar en el espacio virtual o a pagar impuestos a los países reales por sus ganancias en el metaverso. 

Pero las posibilidades de lograr controlar eso son relativamente bajas.

Blockchain va a permitir que las transacciones que se hagan en esos entornos digitales sean inviolables y que estén a salvo del control de los gobiernos. 

Por lo tanto, lo más probable es que las naciones tengan que competir con sus homólogos digitales. 

El resultado será el usual: más competencia genera mejor calidad y menor precio de los bienes o servicios ofrecidos. 

Los bienes públicos que ofrecen las naciones probablemente mejorarán y su precio (impuestos) tenderá a reducirse. 

Sé que para muchas personas la frase “menores impuestos” es negativa y casi un tabú.

Pero imaginemos que tuviésemos acceso a los mismos servicios producidos por los gobiernos, incluso de mejor calidad, pero ofrecidos a un precio menor, ¿no sería un resultado deseable? 

Y por otro lado, ¿la competencia no resulta siempre en bienes de mejor calidad a menor precio? 

Parece una conclusión un poco alocada, vista con los ojos de 2021, pero lógicamente no es un resultado improbable. Todo lo contrario.

 

Estabilidad monetaria

También es muy posible que el desarrollo económico del Metaverso signifique que tengamos mejor moneda. 

Para aclararlo desde el principio: mejor moneda significa SIN inflación. 

O en otras palabras: que no exista una forma oculta de quedarse con lo que gana una persona legalmente. 

La inflación es eso: un impuesto no legislado. Y es el resultado directo de la impresión de moneda que hacen los gobiernos para pagar sus gastos. 

Eso significa que esos gastos son pagados con la pérdida de poder adquisitivo de los ciudadanos que usan el dinero emitido por el Estado. 

Pero, del mismo modo que habrá competencia entre países físicos y digitales, habrá también una creciente competencia de monedas fiduciarias (emitidas por gobiernos) y digitales (cripto). 

De esa competencia (que hasta cierto punto también ya se está dando) sólo cabe esperar que se favorezcan aquellas que son más estables (con más baja emisión) y que incluso por obra de la competencia los gobiernos se vean obligados a bajar su tasa de emisión y por lo tanto la inflación que generan en sus propias monedas. 

Este tipo de mejoras van a ir de la mano, probablemente, con otras como la estabilidad financiera y la seguridad jurídica. 

Veamos la primera.

 

Estabilidad financiera

El sistema financiero, en particular el sistema bancario, descansa sobre algo que se llama “encaje fraccionario”. 

Significa simplemente que los bancos reciben el dinero que depositamos pero no lo guardan, salvo un pequeño porcentaje, sino que lo prestan a otras personas. 

Eso hace que si muchas personas quieren retirar su dinero al mismo tiempo, no haya suficiente y se genere una crisis bancaria. 

Como se puede ver, el sistema funciona de manera que las crisis siempre están están a la vuelta de la esquina. 

Un sistema de monedas privadas (cripto) muy probablemente esté acompañado de un mecanismo de préstamos SIN encaje fraccionario, algo más parecido a la banca de inversión. 

Esto ya existe dentro de la multitud de empresas y aplicaciones de DeFi, o finanzas descentralizadas. 

El que presta asume el riesgo, CON SU PROPIO DINERO. 

Luego, el riesgo sistémico desaparece y no es necesario rescatar bancos con el dinero del contribuyente.

 

Seguridad jurídica

Finalmente, muchas de las empresas que forman y formarán en el futuro parte del Metaverso, funcionan sobre la base de un conjunto de reglas establecidas como un smart contract o contrato inteligente. 

Eso quiere decir que son de aplicación y cumplimiento automático y no son modificables arbitrariamente por nadie, por más votos que tenga. 

Un sistema de este tipo es estable y confiable, algo de lo que nuestros actuales sistemas políticos suelen carecer. 

Son formas de gobierno similares a las que existen en las DAOs, organizaciones cuasi-empresariales, basadas en contratos inteligentes y que no necesitan la existencia de confianza entre sus miembros.

Son organizaciones muy eficientes, en ese sentido, que pueden aplicarse a diferentes fines.

Como se puede ver, la evolución política y económica que puede generar la expansión del Metaverso y de las actividades en el mundo digital son mucho más profundas de lo que podríamos haber pensado.

Imaginemos lo que sería un mundo en el que la moneda no se depreciase, los derechos de propiedad fuesen respetados, los servicios de los países fuesen mejores, con menores impuestos y el sistema financiero fuese robusto y a prueba de crisis. 

Un sistema así crecería obviamente a gran velocidad y el bienestar de las personas aumentaría al mismo tiempo. 

¿Será esto lo que nos depara el futuro?

Es posible, aunque no sea seguro. 

En cualquier caso, lo veremos pronto. Muy pronto.

 

Fuente: Econamics 

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