A fines de octubre la Comisión Federal de Comercio (FTC, por sus siglas en inglés) reportó que las ventas de cigarrillos a los vendedores al por mayor y al por menor aumentaron en 800 millones durante 2020 comparado con el año anterior, luego de haber registrado una tendencia a la baja durante dos décadas. Las ventas de tabaco sin humo también aumentaron.
Mientras tanto, el último reporte tiendas de Nielsen muestra que las ventas de cigarrillos electrónicos habían caído 1,6 por ciento desde febrero de 2020 y han estado cayendo desde agosto de 2019. En febrero de 2020, la Administración de Alimentos y Medicinas (FDA) ordenó a los fabricantes cigarrillos electrónicos basados en cartuchos que paren de fabricar y distribuir los cigarrillos electrónicos con sabores y solicitar la aprobación previa al ingreso al mercado de sus productos restantes antes del 9 de septiembre de 2020 para poder permanecer en el mercado durante al menos 12 meses más.
En septiembre de 2020 la FDA rechazó 90 por ciento de las solicitudes de los cigarrillos electrónicos conforme posponía una decisión acerca del principal fabricante de cigarrillos eléctricos, Juul. A mediados de octubre la agencia aprobó tres productos que gozan de una porción muy pequeña del mercado y que tienen sabor a tabaco.
Está mal saltar a cualquier conclusión en este momento. El aumento en las ventas de tabaco es probable que se deba a múltiples factores. Los fumadores puede que se hayan aprovisionado de cigarrillos de tabaco para evitar una posible escasez u otras dificultadas asociadas con las ordenes de quedarse en casa durante la pandemia. El trabajo desde casa puede que haya alentado un mayor consumo de tabaco. El stress relacionado con la pandemia puede que haya contribuido a una recaída entre los fumadores que abandonaron el hábito o que aumentaron el consumo entre aquellos que no han dejado de fumar. Todavía no hay datos acerca de las cifras de los nuevos fumadores.
Pero uno no puede evitar imaginar si “la guerra contra el vapeo” que está siendo librada por los grupos anti-cigarrillos y la FDA es un factor también. Los cigarrillos eléctricos son una forma comprobada de reducir daños, y los productos saborizados de vapeo son desproporcionadamente preferidos por los fumadores de tabaco que están tratando de dejar de fumar.
Si hubiesen estado disponibles durante la pandemia quizás hubiesen conducido a un reporte FTC diferente.
Fuente: El Cato
