Nuevas Dimensiones del Comercio: Mercosur, UE y la Respuesta al Cambio Climático

«El cambio climático plantea desafíos importantes para el comercio internacional, pero también puede ser una oportunidad para fomentar un crecimiento económico sostenible y una mayor cooperación entre países».

Richard S. J. Tol (2013)

La Unión Europea (UE) en 2021 era el segundo socio comercial más importante del Mercado Común del Sur (Mercosur) después de China, es decir 16 de cada 100 bienes comercializados en el bloque latinoamericano tenían origen europeo. Siendo más específicos, de cada 100 productos exportados de la UE al Mercosur 28 son maquinaria y electrodomésticos, 26 son productos químicos y farmacéuticos y 10 son equipos de transporte. Por otro lado, el Mercosur ocupa el puesto número 11 como socio comercial de la UE. Las mayores exportaciones del Mercosur hacia la UE fueron productos minerales (22.3 por ciento del total de exportaciones), productos vegetales como soja y café (20.7 por ciento), y productos alimenticios, bebidas y tabaco (19.1 por ciento). 

El Acuerdo de Asociación (AA) del Mercosur con la UE tiene el objetivo de fortalecer las relaciones económicas y fomentar la cooperación entre las partes, partiendo por reducir y eliminar gradualmente los aranceles entre los dos bloques. El tratado implica la integración de un mercado de 800 millones de habitantes con más de 100 mil millones de dólares de comercio bilateral de bienes y servicios. Sin embargo, la negociación se sigue dilatando y la ratificación aún genera gran polémica, en especial por los posibles efectos negativos que puede tener en temas de deforestación. 

El AA, contiene un capítulo sobre comercio y desarrollo sostenible que incluye disposiciones dedicadas explícitamente a la silvicultura sostenible, impone el compromiso de promover el comercio de productos procedentes de bosques gestionados de forma sostenible, la cooperación en materia de conservación forestal y estipula la creación de un subcomité para la cooperación y para resolver cualquier desacuerdo. Sin embargo, existe una nueva regulación conocida como el Pacto Verde Europeo o Green Deal, que incluye nuevas condiciones. Entre las de mayor relevancia está la prohibición de la compra de productos que provengan de zonas deforestadas. 

Profundizando un poco más en esta nueva estrategia integral adoptada por la Comisión Europea en diciembre de 2019 y puesta en vigor desde 2020. Su principal objetivo es transformar la economía de la UE en un modelo sostenible y climáticamente neutro para el año 2050. El Pacto se centra en áreas clave para abordar los desafíos del cambio climático y promover la transición hacia una economía verde. Entre las principales está: impulsar la neutralidad climática (es decir reducir sus emisiones de GEI a cero neto) , la economía circular, la agricultura y biodiversidad, el financiamiento sostenible, la movilidad sostenible, la eficiencia energética y la energía limpia y renovable. Si bien es una hoja de ruta ambiciosa para enfrentar los desafíos crecientes del cambio climático e impulsar una economía más sostenible, implica transformaciones profundas en aspectos sociales y económicos centrados en mejorar la calidad de vida de los ciudadanos europeos. 

En marzo de este año, la UE ha presentado una carta paralela al AA en miras de respetar su institucionalidad formal interna resultante del Pacto Verde, que no ha sido oficialmente anunciada. ¿Qué demanda la carta? Esta exige al Mercosur no reducir las normas ambientales con el propósito de atraer el comercio o la inversión extranjera. Además piden nuevos compromisos para implementar las Contribuciones Determinadas a nivel nacional (NDC) al Acuerdo de París sobre cambio climático, y otros tratados y protocolos internacionales. Es decir que convierte los compromisos voluntarios del Acuerdo de París en obligatorios y sugiere sanciones en caso de incumplimiento. 

Ante el contexto internacional actual queda preguntarnos si  el AA aún podría tildarse como un espacio de fomento al comercio internacional libre considerando las imposiciones presentadas por el bloque europeo, y en concreto queda indagar  si el discurso de un impacto ambiental negativo como consecuencia del AA es una excusa o un verdadero limitante. Como respuestas a esta última interrogante surgen estudios que examinan el impacto del AA en el cambio climático, entre estos destacan dos: el estudio de impacto ambiental realizado por la London School of Economics (LSE) titulado SIA in support of the association agreement negotiations between the European Union and Mercosur y el informe Impact Assessment of the EU-Mercosur Free Trade Agreement on Climate Change, conocido como “Informe Ambec” solicitado por el gobierno francés como resultado a la preocupación creciente de las implicaciones ambientales del tratado de libre comercio. 

¿Qué nos dicen los informes sobre el impacto ambiental del AA? A grandes rasgos, ambos estudios destacan las preocupaciones y oportunidades relacionadas con las políticas ambientales de los bloques. Los dos informes destacan que los países del Mercosur están rezagados en términos de regulación ambiental en comparación con la UE.  Por un lado, los estudios destacan que, la pérdida de bosques y árboles es una preocupación de larga data en especial en Brasil y Paraguay. Sin embargo el informe de la LSE considera causal a la producción de carne de res y soja mientras que el Informe Ambec no lo hace. En términos de contribución a GEI los países miembros del bloque del Mercosur contribuyen con un 3,5 por ciento a la emisión global, mientras que la UE lo hace en un 9,5 por ciento. Entonces, ¿alguna de las partes debería imponer un proceder en el cuidado ambiental?. 

Ambos informes destacan como posible beneficio el incremento del comercio de bienes y servicios ambientales, la transferencia de tecnología verde y mayor cooperación internacional en I+D verde, los efectos del capítulo de comercio y desarrollo sostenible dependerán del enfoque de los socios comerciales hasta su aplicación. En resumen, postulan que la liberalización del comercio puede reducir las emisiones de gases de efecto invernadero al fomentar el acceso a tecnologías más limpias y eficientes, enfatizando en la importancia de promover el comercio de bienes ecológicos y cooperando en la adopción de políticas ambientales más estrictas. Sin embargo, puntualizan que es un imperativo, equilibrar la liberalización con políticas ambientales sólidas para evitar posibles externalidades negativas. 

En conclusión, la apertura de mercados y la eliminación de barreras comerciales fomentan la competitividad y la innovación, lo que puede conducir a una mayor adopción de tecnologías limpias y sostenibles. El libre comercio resultante del AA podría permitir a las partes especializarse en lo que producen de manera más eficiente, lo que a su vez promovería la eficiencia económica y reduciría la presión sobre los recursos naturales. Además, el comercio entre estos bloques con diferentes capacidades productivas puede generar beneficios mutuos y fomentar prácticas más sostenibles y respetuosas con el medio ambiente. En resumen el AA Mercosur-UE, puede ser de suma positiva para ambas regiones, América Latina, con su abundancia de recursos naturales y oportunidades de crecimiento, podría expandir su acceso a los mercados de la UE y diversificar sus exportaciones. Por otro lado, la UE podría acceder a productos agrícolas y materias primas, fomentando una mayor competencia y dinamismo en su economía. 

Ambas regiones deberían adoptar una postura cooperativa donde no se impongan reglamentos ni normativas.. El AA del Mercosur con la Unión Europea presenta una oportunidad única para promover una economía sostenible mediante el libre comercio y la anulación de aranceles y puede significar una herramienta para enfrentar los desafíos ambientales y lograr un futuro más sostenible y próspero para las generaciones futuras. Es esencial que el acuerdo se base en políticas ambientales sólidas y una cooperación efectiva para garantizar un desarrollo sostenible y respetuoso con el medio ambiente, donde se impulse la competitividad.  

* Lucia Fernanda García Encinas es economista de profesión, graduada de la Universidad Mayor de San Simón. Se interesa por la investigación y ha fungido como asistente de investigación en el IESE y SDSN Bolivia. Cree que la solución al cambio climático consiste en impulsar el libre mercado. Actualmente se desempeña como Pasante en la Fundación Internacional Bases. 

Fuente: Somos Innovación

Videos Nuevos

YouTube video
YouTube video
YouTube video

Buscador

Seguinos