Héroes del progreso, parte 41: John Stuart Mill

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Hoy presentamos la parte No. 41 de una serie de artículos publicados por HumanProgress.org titulada “Héroes del Progreso”. Esta columna provee una breve introducción a los héroes que han realizado una contribución extraordinaria al bienestar de la humanidad. Puede encontrar la parte 40 de la serie aquí.

Esta semana, nuestro héroe es John Stuart Mill —un filósofo inglés del siglo 19, parlamentario y economista político. A lo largo de su vida, Mill abogó por una mayor libertad de expresión y por la abolición de la esclavitud. Como miembro del Parlamento Británico, Mill presentó ante la Cámara de los Comunes la primera petición masiva a favor del voto femenino. La petición inspiró la creación de múltiples campañas a favor del voto de la mujer alrededor del mundo. Una de las principales contribuciones de Mill a la filosofía fue su principio del daño, el cual sostiene que una acción de una persona solo debería estar legalmente prohibida si esta causa daño a otros individuos. La Enciclopedia de Filosofía de Stanford lo ha denominado como “el filósofo de habla inglés más influyente del siglo diecinueve”.

John Stuart Mill nació el 20 de mayo de 1806 en Londres, Inglaterra. Su padre, James Mill, era un amigo cercano de nuestro Héroe del Progreso No. 40, Jeremy Bentham. Mill tuvo una crianza extraordinaria y su padre lo educó con la intención de crear un genio intelectual que estaría equipado para liderar a la próxima generación de pensadores utilitarios.

A sus 3 años, el joven Mill empezó a aprender el griego antiguo. A los 8 años, Mill estaba aprendiendo el Latín. Para los 12 años, se dice que había leído prácticamente todo el catálogo de los clásicos. Más allá de sus hermanos, a Mill se le previno deliberadamente asociarse con niños de su propia edad. Se dice que, como diversión, Mill muchas veces leería tratados acerca de la ciencia experimental.

En 1820, Mill emprendió un viaje de un año a Francia, donde se quedó con la familia de Samuel Bentham, el hermano de Jeremy Bentham. Los extractos del diario que mantuvo en ese entonces muestran que Mill pasó su tiempo en Francia estudiando de manera meticulosa la química, matemáticas, y el lenguaje francés. Luego de volver a Gran Bretaña en 1821, Mill empezó a estudiar el Derecho Romano con el destacado teórico legal inglés John Austin. Empezó a estudiar economía política con David Ricardo —uno de los economistas clásicos más influyentes de la historia.

Como un no-conformista (esto es, un protestante que no pertenecía a la Iglesia de Inglaterra), Mill no podía inscribirse en la Universidad de Oxford o la Universidad de Cambridge. En 1823, el joven Mill de 17 años decidió seguir los pasos de su padre y empezó a trabajar en la East India Company.

Mill permaneció en la British East India Company durante mas de 35 años —primero como un asistente de evaluación. Luego, después de la muerte de su padre en 1836, Mill quedó a cargo de las relaciones de la empresa con los estados indios. Aunque el trabajo que Mill completó en su trabajo diurno tuvo poca importancia histórica, esta ocupación le dejó abundante tiempo para sus escritos personales.

Luego de 21 años de amistad, Mill se casó con Harriet Taylor en 1851. Ella era una filósofa y promotora de los derechos de la mujer. En 1858, la East India Company fue disuelta. Un recientemente desempleado Mill se mudó a Avignon, en Francia, donde continuó escribiendo a tiempo completo. En 1859, Mill publicó una de sus obras más conocidas, titulada Sobre la libertad. Le dedicó el libro a Taylor, quien murió un año antes. La reconoció como una influencia gigantesca en su pensamiento y especialmente en su visión acerca de los derechos de las mujeres.

Sobre la libertad se enfoca en la naturaleza y los límites del poder que los gobiernos pueden ejercer apropiadamente sobre un individuo. El grado de poder del gobierno, argumentaba Mill, debería estar basado en el principio del daño, el cual sostiene que “el único propósito para el cual el poder puede ser justamente ejercido sobre otro miembro de una comunidad civilizada, en contra de su voluntad, es para prevenir el daño a otros”.

En Sobre la libertad, Mill también argumenta que la libertad de expresión es una condición necesaria para que una sociedad logre un progreso intelectual y social. Mill creía que la sociedad nunca puede estar segura de que una opinión prohibida no contiene al menos algún elemento de verdad. Como tal, la gente debería ser libre de expresar cualquier opinión que deseen. Mill argumentó que incluso si una opinión es falsa, los individuos es más probable que abandonen sus visiones incorrectas mediante una discusión abierta. Señaló que la verdad en si misma puede ser mejor comprendida y prevenida de convertirse en un mero dogma si los individuos continuamente reconsideran sus creencias. El libro fue un éxito enorme y Mill pronto se convirtió en un intelectual público muy conocido.

En 1861, Mill completó un ensayo titulado The Subjection of Women. Publicado en 1869, el ensayo argumentaba a favor de la completa igualdad entre los sexos. Mill creía que la opresión de las mujeres era una reliquia de los tiempos antiguos y “uno de los principales obstáculos al progreso humano”. El ensayo hizo que Mill fuese uno de los primeros hombres que promovían la igualdad entre los sexos. En el ensayo, Mill también expresó su oposición a la esclavitud y su respaldo a la abolición de esta en EE.UU.

El mismo año, Mill también publicó Considerations on Representative Government, en el cual abogó por la representación proporcional, el voto singular y transferible, y la extensión del sufragio a las mujeres.

En 1863, Mill publicó Utilitarismo. El libro es una defensa firme de la ética utilitaria —una filosofía que, según Mill, sugiere que “las acciones están bien según la proporción en la cual suelen promover la felicidad, mal según suelan producir lo opuesto de la felicidad”. Como Bentham, argumenté que debería haber legislación para favorecer al bienestar animal y que el sistema económico de los mercados libres era preferible a la economía planificada.

En 1865, el Partido Liberal le pidió Mill convertirse en su primer candidato para ser Miembro del Parlamento en Westminster. Mill aceptó la oferta del Partido Liberal bajo la condición de que él no haría proselitismo ni contribuiría financieramente a su campaña. También dijo que si era electo, no hablaría a favor de los intereses locales sino que usaría su posición en el Parlamento para “servir según la conciencia de su sociedad”. Según dijo, él seguiría respaldando el voto femenino.

A pesar de su falta de campaña, Mill fue exitoso en la elección y utilizó su tiempo en el Parlamento para promover la reforma de tierra en Irlanda, la educación obligatoria para todos, y tal vez más importante, los derechos de las mujeres. En 1866,, Mill presentó una petición en el Parlamento con más de 1.500 firmas que habían sido reunidas por el Comité por el Voto de las Mujeres.

En 1866, la Segunda Ley de Reforma (esto es, una ley diseñada para expandir el electorado relajando los requisitos de propiedad) fue debatido en el Parlamento. Mill utilizó la Segunda Ley de Reforma como una oportunidad para intentar introducir los derechos iguales al voto para hombres y mujeres proponiendo una enmienda a la Ley que reemplazaba las apariciones de “hombre” con “persona”. Este cambio hubiese otorgado el voto a algunas mujeres propietarias.

Desafortunadamente, la enmienda fue derrotada. Sin embargo, la defensa de Mill generó un inmenso debate en torno al voto femenino e inspiró la creación de varias campañas políticas a favor del voto de las mujeres. Mill luego describió la enmienda como “quizás el único servicio público importante que realicé en la posición de Miembro del Parlamento”.

En la elección general de 1868, Mill no fue re-electo, y volvió a Francia para estudiar y escribir. El 8 de mayo de 1873, Mill murió de erisipela en Avignon, Francia y su cuerpo fue enterrado al lado del de su esposa.

John Stuart Mill es recordado como uno de los filósofos más importantes del siglo 19. Su enorme cuerpo de trabajo continúa influyendo en el pensamiento y el discurso político. La promoción por parte de Mill de los derechos de las mujeres, el principio del daño y de la libertad de expresión han ayudado a crear leyes mucho menos tiránicas y más igualitarias en muchas naciones alrededor del mundo. Es por estas razones que John Stuart Mill es nuestro Héroe del Progreso No. 41.

 

Fuente: El Cato

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