En la era contemporánea de rápida evolución tecnológica y globalización, la innovación emerge como motor indiscutible de progreso y bienestar social. La reciente encuesta de Somos Innovación en Chile es un testimonio elocuente de esta realidad, ofreciendo un corpus empírico que aclara las percepciones de los ciudadanos respecto a la digitalización y la innovación y celebra su papel transformador en la sociedad.
Un dato especialmente revelador es que el 87 por ciento de los encuestados en Chile considera la digitalización como un pilar fundamental para el crecimiento económico. Este alto porcentaje no es sólo un indicador de optimismo, sino que también subraya la convicción colectiva de que la digitalización es una fuerza democratizadora que mejora la inclusión social y la movilidad económica.
En el dominio de la Inteligencia Artificial (IA), la encuesta despliega una rápida y notoria adopción tecnológica, con un 33 por ciento de los participantes incorporando alguna modalidad de IA en su cotidianidad. Este fenómeno se complementa con el hecho de que un 45 por ciento de los encuestados percibe un potencial significativo de la IA para elevar la calidad de vida. Este último dato se encuentra en consonancia con el 61 por ciento de los participantes que consideran que la IA actuará como un complemento valioso en su ámbito laboral.
Es igualmente relevante destacar que, en promedio, un 76 por ciento de los encuestados —desglosado en un 84 por ciento de varones y un 68 por ciento de mujeres— se encuentra inmerso en el uso de servicios financieros digitales. Este dato subraya una transición palpable hacia una economía más versátil y menos anclada en las infraestructuras bancarias convencionales. Estas cifras constituyen un indicador inequívoco de cómo la innovación financiera está redefiniendo las dinámicas económicas y abriendo nuevas avenidas para el empoderamiento financiero de segmentos históricamente marginados.
Si bien es cierto que la encuesta revela algunas preocupaciones, como el 14 por ciento que ve en la IA una potencial amenaza laboral, estos datos deben interpretarse no como un rechazo a la innovación sino como una llamada a la reflexión y al diseño de políticas que maximicen su impacto positivo.
También es fundamental señalar un área en la que Chile aún tiene espacio para crecer: el uso de criptomonedas. Según la encuesta, sólo el 5 por ciento% de los encuestados ha utilizado criptodivisas, lo que contrasta con el rápido avance en otras áreas de la digitalización. Estos datos sugieren que, aunque la sociedad chilena está abierta a la innovación, aún existen importantes oportunidades educativas y de adopción de monedas digitales.
En resumen, los resultados de la encuesta Somos Innovación en Chile reflejan un optimismo palpable hacia la digitalización y la innovación y auguran un futuro brillante para el país. La rápida adopción de tecnologías emergentes, la confianza en el poder transformador de la digitalización y una visión positiva de la inteligencia artificial indican una sociedad que no sólo está preparada para el futuro, sino que participa activamente en su construcción.
Este entusiasmo colectivo por la innovación y la digitalización es más que un mero reflejo de la realidad actual; es una promesa de lo que vendrá. Con una ciudadanía comprometida con la adopción de nuevas tecnologías y una clara visión de su potencial para mejorar la calidad de vida, Chile es líder en desarrollo tecnológico e innovación en América Latina.
Así, la innovación y la digitalización no son meros conceptos abstractos o tendencias pasajeras; son el motor del desarrollo y la arquitectura de un futuro brillante para Chile. Este es un llamado a la acción a todos los actores sociales, desde los políticos hasta los académicos y empresarios, para capitalizar este momento de optimismo y posibilidad y convertirlo en una realidad tangible que beneficie a toda la sociedad chilena.
* José Alberto León es Project Director en la Fundación Internacional Bases, así como Senior Fellow de los think tanks CEDICE Libertad y Fundación Ciudadano Austral. Anteriormente, asistente de investigación y contenidos de la Fundación Para el Progreso. Coautor del libro «Después del Socialismo, Libertad». Estudió Derecho en la Universidad Central de Venezuela.
Fuente: Somos Innovación
