¿Si usted supiera que por una acción que realice pudiera enfermarse a futuro no trataría de buscar una solución menos dañina? ¿Si hubiese opciones más saludables a futuro para una actividad que es perjudicial no le gustaría tener la posibilidad de explorar estas opciones? ¿Le gustaría tener el control para decidir sobre su propia salud?
Estas preguntas son las que desde el gobierno de Chile están siendo imposibles contestar por causa de su intervencionismo en las decisiones individuales de los chilenos y en lo que pudiese ser una solución para muchísimas personas adictas al cigarrillo.
El consumo de cigarrillos es un gran problema en el mundo, del cual derivan muchas enfermedades como lo puede ser el cáncer de pulmón. Estas consecuencias las padecen, tanto fumadores activos como fumadores pasivos, y los aparatos enfocados para dejar el uso del cigarrillo han sido poco exitosos. Sin embargo, uno de esos aparatos que, además, tiene un alto potencial con respecto a ser mucho menos dañino es el vaporizador, el cual actualmente está siendo objeto de ataques, al punto que su distribución y publicidad podrían ser rigurosamente reguladas por el congreso, al llevar adelante una legislación contra la libertad de elegir de los chilenos.
Cabe recordar, las palabras del profesor Pascal Salin de la Université Paris-Dauphine cuando dice que El Estado al querer resolver los problemas, muchas veces se torna en el problema en sí. Hay todo un compendio de respaldo científico que valdría la pena estudiar cuidadosamente, sobre todo ciertos políticos que se han convertido en enemigos del Vapeo, que no necesariamente actúan por lo que predican y que más allá de su intención prohibitiva deben ampliar la discusión colocando por delante de todo: la libertad de cada individuo sobre sí mismo.
Fuente: Ciudadano Austral + El Pingüino
