Durante las repercusiones de la crisis financiera mundial del 2007-2008 surgió la idea de que algunas empresas son tan grandes e importantes -independientemente de sus decisiones corporativas a veces imprudentes y de sus cálculos de riesgo defectuosos- que el gobierno federal debía salvarlas y mantenerlas intactas. De ahí la frase «demasiado grandes para dejarlas fracasar». […]