Bitcoin City: La Ciudad Futurista Con 0 Emisiones y 1 Solo Impuesto

cityscapes during nighttime
La nueva ciudad que planea El Salvador podría mostrar una forma más eficiente de organización económica.
Hola amigos. Bienvenidos al número 15 de Econamics y de regreso al formato semanal.
Aunque no es fácil mantener el ritmo para escribir sobre tecnología y cambio económico, la velocidad a la que aparecen nuevos temas sigue aumentando.
La primera “ciudad Bitcoin” es posiblemente uno de los más impactantes y merecía dedicarle algunas páginas.
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Ahora si, vamos al tema que revolucionó el mundo cripto en los últimos días.
Una utopía digital
El sábado pasado Nayib Bukele, el presidente de El Salvador anunció el comienzo de la construcción de Bitcoin City, una ciudad revolucionaria dedicada a los negocios y la minería de Bitcoin.
El anuncio lo hizo durante la clausura de LaBitConf, la conferencia para inversores en cripto que se realizó en el país del 15 al 20 de este mes.
Considerando que El Salvador es el único país del mundo donde Bitcoin es moneda de curso legal (en vigencia desde septiembre pasado), la organización no pudo haber elegido este año un lugar mejor.

 

A grandes rasgos el proyecto plantea la construcción de una ciudad dedicada a la minería de Bitcoin donde no existan impuestos a la propiedad, a los ingresos, a los dividendos, ni tampoco tasas municipales o cargas sobre el trabajo.
Como se sabe y ha sido motivo de controversia este año, la minería de BTC requiere grandes cantidades de energía. Por ese motivo, la ciudad será además construida junto al volcán Conchagua para obtener electricidad de la energía geotérmica, algo que el país ya viene haciendo hace años.
De hecho, ya existe un proyecto piloto de minado cerca del volcán Tecapa que utiliza la energía de una planta geotérmica.
Esto permitiría que la ciudad tenga cero emisiones de carbono, lo que la convertirá en única, además, por su bajo impacto ambiental.
Para el financiamiento del proyecto en 2022 se emitirán 1000 millones de dólares de “Bonos Bitcoin”. La mitad de ese dinero será destinado a comprar BTC y la otra mitad a invertir en infraestructura energética y de minado de la ciudad.
Al mismo tiempo, se creará un sólo tributo, un impuesto al valor agregado. De lo que se recaude por él se destinará la mitad a pagar los intereses de los bonos y la otra mitad a pagar los gastos de funcionamiento de la ciudad.
Estas son las líneas generales de lo que se ha anunciado hasta ahora, pero hay una característica del proyecto que es central y a la que se le ha prestado menos atención.
Las charter cities
Bitcoin City deriva su indudable atractivo de dos características. La primera es su asociación estrecha con la criptomoneda. La segunda es su régimen de charter city.
Aunque no se la ha presentado de este modo, es evidente que es este esquema el que se ha pensado para darle un marco legal y administrativo a la ciudad.
Las charter cities son áreas especiales dentro de los países que tienen su propio ordenamiento legal y forma de gobierno, diferente al de las jurisdicciones en las que se encuentran.
El principio que inspira las charter cities es que un mejor marco legal y régimen de administración, produce mejores resultados económicos y más bienestar para los habitantes de esa ciudad.
Como ejemplo, el desarrollo económico  moderno de China se inició con las cuatro “zonas económicas especiales” (ZEE) originales, en las ciudades de Shenzhen, Zhuhai, Shantou y Xiamen.
Un modelo exitoso
Un modelo exitoso

 

Estas cuatro ciudades (luego seguidas por muchas más), comenzaron a tener desde 1980 un marco legal que les permitía un funcionamiento económico con mayor libertad de mercado que el resto del país.
El resultado fue el rápido desarrollo y progreso de todas las áreas y el cambio gradual en la economía del país, en el que se multiplicaron las inversiones, las exportaciones y el desarrollo tecnológico.
En una etapa anterior, Hong Kong funcionó durante el mandato británico como un enclave chino con una justicia independiente y reglas económicas de libre mercado, lo que también incidió en un acelerado desarrollo económico y social que contrastó dramáticamente con el resto de China por décadas y de hecho fue una de las inspiraciones para el programa de reformas basado en las ZEE.
La enseñanza es que la misma sociedad, con los mismos valores y similar dotación de recursos humanos y naturales puede ofrecer resultados económicos dramáticamente diferentes en función de las reglas de juego que tenga. 
Los mejores ejemplos son las diferencias entre Corea del Norte y Corea del Sur y, en su momento, de Alemania del Este y Alemania Federal.
El caso de Singapur también es un ejemplo de mejora en la gobernanza seguido de un rápido desarrollo.
La ciudad-estado independizada de Malasia pasó de un ingreso per cápita de 428 USD en 1969 a 64.582 USD en 2018.
La lista de ejemplos históricos es larga y antigua (incluyendo el caso de las ciudades de la liga Hanseática que mencioné en otro artículo), pero quizás lo más interesante sea como el concepto se ha ido haciendo más popular en los últimos 20 años y es recomendado como política de estado por instituciones como el Charter Cities Institute.
Hay toda una nueva generación de proyectos de charter cities, que incluyen además áreas especiales dentro de ciudades.
Ejemplos de esto son Próspera, una zona semiautónoma en la isla de Roatán, Honduras, Talent City, en Nigeria o NKwashi, en Zambia.
La idea básica es simple: mejor gobernanza es más prosperidad.
Y mejor gobernanza significa, básicamente, mejor seguridad jurídica y protección del derecho de propiedad, junto con mayor libertad económica e impuestos limitados.
Bitcoin City no sólo está montada en la ola de la criptomoneda más importante del mundo, la cual es en sí misma una tendencia disruptiva y una tecnología exponencial, sino que además es (o será) una charter city de manual.
Un régimen de gobernanza semiautónomo, libertad, poca burocracia y apenas un impuesto.
¿Será este el futuro de la organización económica en la era digital? No lo sabemos, pero algo se puede decir con seguridad: van a aparecer más casos como este.
El trabajo remoto está haciendo más fácil la relocalización de las personas, Starlink hará el acceso a Internet de alta velocidad accesible para cualquier área del mundo y la impresión 3D está bajando los costos y tiempos de construcción.
Una mansión construida en una semana con impresión 3D
Una mansión construida en una semana con impresión 3D

 

El resultado: crear una ciudad nueva se hace cada vez más fácil.

 

 

Efecto demostración

 

Obviamente, en el océano de la economía mundial, las charter cities son apenas islas. Pero es cierto también que generan un poderoso efecto demostración.
Muestran lo que se puede lograr. Enseñan, a partir de su propio éxito, cuáles son las condiciones para el crecimiento y el bienestar en una sociedad pacífica, estable y socialmente integrada.
Son faros de lo que es posible, y a medida que se multipliquen será cada vez más difícil ignorar su mensaje.
Más aún, introducen en el mundo un principio fundamental: la competencia.
Las jurisdicciones van a ser crecientemente comparadas y la residencia, tanto de personas como de empresas, va a estar definida por las condiciones que cada una ofrezca.
Esa es una fuerza de cambio irresistible.
¿Es Bukele la persona adecuada?
Una sola nube aparece es ese cielo despejado. ¿Será el gobierno actual de El Salvador una institución sólida y confiable para implementar este proyecto?
La pregunta es muy relevante.
Más allá de lo vanguardista de sus planteos, festejados en gran parte del mundo cripto, algunos plantean interrogantes sobre la actuación del presidente Bukele en otros ámbitos del país.
El proceso está aún en sus etapas iniciales, por lo que es difícil hacer una evaluación definitiva.
¿El hombre correcto?
¿El hombre correcto?

 

Aunque algo puede decirse desde ahora: aún si Bitcoin City fracasa es altamente probable que surjan otras experiencias similares que sí tengan éxito.
Una forma de explicar esto es que simplemente es una oportunidad demasiado atractiva para que no sea aprovechada por otros países.
O quizás Víctor Hugo podría describirlo con mayor elegancia: “Nada es más poderoso que una idea a la que le ha llegado su tiempo”.

Fuente: Econamics

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