Cuatro Retos para la Movilidad Eléctrica en LatAm

Las reservas de petróleo de países como Venezuela, Brasil, México, Argentina, Colombia, Ecuador y Guyana son una ventaja competitiva para nuestra región. Sin embargo, existen barreras políticas, climáticas y territoriales que nos han llevado a evaluar la utilidad de este recurso en la actividad del transporte. De hecho, el transporte de carga en América Latina es responsable del 40% de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) del transporte mundial. Este tipo de indicadores lleva a tomadores de decisiones e investigadores establecer acciones en instrumentos de cooperación internacional como las Contribuciones Nacionalmente Determinadas y los Planes Nacionales de Adaptación para el Cambio Climático.

Con base en este contexto se promueve la movilidad eléctrica, enfoque de la movilidad sostenible que integra el uso de electricidad para impulsar los motores de medios de transporte. No sólo con el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), sino también, de fomentar múltiples modelos de negocio como la integración de energías renovables en la matriz energética, la construcción de infraestructura de carga o electrolineras, la fabricación y reciclaje de baterías, la recopilación de datos, el desarrollo de aplicaciones móviles y la instalación de sensores para la medición de CO2. La movilidad eléctrica constituye uno de los principales pilares de la transición energética a nivel mundial. En algunos países de América Latina, el consumo de derivados de petróleo en el transporte genera más del 40% de las emisiones del sector energía. 

Actualmente, 16.5 millones de vehículos eléctricos circulan por las calles del mundo. China representa el 48% de esta cifra. América Latina no supera el 5%. Sin embargo, nuestros países han dado pasos considerables creando políticas públicas para la introducción de vehículos eléctricos en las flotas de transporte público y ampliado la oferta con más de 70 modelos disponibles.

Queda un camino extenso para el desarrollo de la movilidad eléctrica en América Latina, pero ¿cuáles serían nuestros principales retos? 

América Latina ha experimentado el mayor crecimiento en el registro de vehículos en el mundo; más del 50% entre los años 2005 y 2015. Así mismo, es la segunda región más urbanizada a nivel global; el 81% de la población vive en zonas urbanas. Así, no sorprende que  ciudadanos de Bogotá, Lima, Medellín y Quito utilicen el transporte público para más de la mitad de los traslados diarios. En la Ciudad de México D.F. y la Ciudad de Panamá, el transporte público representa más del 70% de los viajes diarios. Estos datos nos revelan nuestro primer reto: la implementación de la movilidad eléctrica en el transporte público por medio de vehículos de pasajeros o trenes eléctricos para proteger la calidad del aire de nuestras ciudades. 

Existe una brecha estándar de B/.12,000.00 entre el precio de los vehículos de combustión interna y los vehículos eléctricos. El costo de la batería es un elemento clave para garantizar la reducción de este monto. Las baterías Li-ion, las más eficientes en la actualidad, tienen como principal componente el litio. Se estima que el valor del mercado de las baterías Li-ion será de B/.70 billones en el año 2026. Bolivia, Argentina y Chile poseen las tres principales reservas de litio a nivel mundial, totalizando 49.9 millones de toneladas. 

De este panorama favorable para América Latina surge nuestro segundo reto: garantizar la sostenibilidad en la extracción de litio y la innovación en la fabricación de baterías, de manera que se disminuya, tanto el impacto ambiental, como el precio de los vehículos eléctricos. Además, estas acciones deben ser complementadas por medio del reciclaje de baterías para promover su segundo uso e incentivar la economía circular en la movilidad eléctrica. 

La falta de estaciones de carga para vehículos eléctricos o electrolineras suele ser uno de los principales temores de un potencial comprador. No obstante, se ha reportado un crecimiento del 37% en las unidades instaladas durante el año 2021, totalizando 1.8 millones a nivel mundial. El Departamento de Energía de los Estados Unidos pronostica el aumento del 38% del consumo de energía por la introducción de vehículos eléctricos. Este indicador podría tener un efecto negativo en los países de América Latina cuya matriz energética depende de los combustibles fósiles. 

Por tanto, nuestro tercer reto es priorizar el desarrollo de infraestructura de carga off-grid o abastecida por energías renovables, igualmente, explorar la tecnología vehicle-to-grid (VG2), que permite al conductor vender energía a la red eléctrica.  

Indudablemente, para abordar los tres retos mencionados, la innovación es la principal herramienta, pues desde el año 2010 las tecnologías de E-hailing (aplicaciones móviles y plataformas como Uber, Bird y Rappi), semiconductores (chips) y sensores AV / componentes ADAS (cámaras de visión múltiple, sensores para percibir el entorno y soluciones de hardware) son los focos de las inversiones del sector de la movilidad totalizando B/.124.2 billones. Lo que sustenta nuestro cuarto y último reto: la actualización de planes de estudio y capacitación del capital humano para incrementar la participación de América Latina en el desarrollo de la movilidad eléctrica. 

América Latina tiene todas las herramientas y el potencial para posicionarse en el mercado de los vehículos eléctricos. Si bien aún perduran las barreras políticas, climáticas y territoriales del transporte abastecido por combustibles fósiles, los beneficios socioeconómicos de esta tecnología y sus progresivas mejoras darán batalla por una movilidad sostenible. 

 

* Alexander Ubaldo Gutiérrez es actualmente Pasante en la Fundación Internacional Bases 

Fuente: Somos Innovación

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