E-Residency: Cómo Operar tu Empresa desde Cualquier Lugar del Mundo

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Una de las cosas que más frustran a cualquier emprendedor es un sistema regulatorio e impositivo complejo y costoso.

De hecho, es una de las mayores limitaciones que existen para el desarrollo de cualquier actividad económica.

En realidad la frustración no es sólo para emprendedores, es para cualquier persona. Sea que tenga un empleo, quiera hacer alguna inversión o quizás solamente generar algún ingreso extra en su economía personal.

Históricamente, la forma de superar estas limitaciones y el ahogo que producen, era abandonar el país y radicarse en alguna geografía más amable con la actividad económica.

Sin embargo, esa opción es bastante costosa en términos personales. Al menos para personas que tienen hijos y que van a dejar atrás familia y amigos, de quiénes no querrían separarse si no fuese estrictamente necesario.

Para evitar esas situaciones, hoy tenemos alternativas que hace muy poco no existían. Lo que sigue es un resumen de la mejor de esas alternativas.

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Ahora sí, vamos al tema.

No todos quieren irse

En las últimas décadas, los emprendedores tecnológicos más ambiciosos (y que por eso mismo tienen a su empresa como máxima prioridad de vida) han emigrado a EEUU, buscando la proximidad con el capital de riesgo, el acceso a un mercado grande y dinámico y al ecosistema emprendedor más sofisticado del mundo.

Pero en los últimos años las restricciones para lograr una visa para un fundador se han vuelto más estrictas.

Por otro lado, no todos los emprendedores quieren ser estrellas del Silicon Valley ni sueñan con tocar la campana en la Bolsa de Nueva York cuando la empresa comienza a cotizar en el Nasdaq.

Para la mayoría de las personas una empresa es una herramienta para vivir mejor. Crear una empresa es, en gran medida, crear el estilo de vida que se desea.

Para todas esas personas han comenzado a aparecer opciones para operar una empresa en un entorno económico y regulatorio más amable, SIN tener que emigrar.

Al contrario que las visas para trabajadores remotos (que se generalizaron en 2020 con las restricciones que impuso el COVID19), en estos esquemas lo que se permite es que la empresa (a veces unipersonal), opere en el país, mientras que la persona se mantiene en su país de origen.

¿Qué permite esto? Beneficiarse de un entorno regulatorio más benévolo (menos burocracia e impuestos razonables), sin tener que pasar por los problemas de una relocalización en otro país.

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Quizás el país más exitoso en este tipo de programas sea Estonia, la pequeña nación del Báltico que estrenó en 2014 su e-residency, una residencia digital que le permite a una persona de cualquier lugar del mundo operar dentro de la Unión Europea con una empresa estonia, una cuenta en un banco europeo y sujeto a una burocracia “extra light”, eficiente y 100% digital y remota.

Estonia ha llegado con este programa a los 84.000 e-residents, en parte gracias a haber sido pionera, pero lentamente se van sumando otros países que ofrecen condiciones similares.

Es un proceso similar (aunque no tan rápido), al que sucedió con las visas para trabajadores remotos.

Ventajas de la e-residency

Con la residencia digital básicamente se adquieren los derechos económicos de un residente. Es decir se puede facturar, operar una cuenta bancaria, hacer inversiones, etc.

Sin embargo, esto no quiere decir que uno sea residente “físico” del país. No es el equivalente a una visa o permiso de residencia. La clave es que todo es remoto y no es necesario radicarse en el país.

Operar con una empresa desde Estonia a través de una e-residency tiene además ciertas ventajas.

Estonia tiene una tasa de impuesto a las sociedades de 20% flat, es decir que la alícuota no se incrementa con el aumento de la rentabilidad.

Por otro lado, es uno de los pocos países del mundo donde no se gravan las ganancias si no se distribuyen dividendos.

Esto quiere decir que si las ganancias se mantienen en cuentas de la empresa o en inversiones a su nombre, no se pagan impuestos.

Desde el punto de vista administrativo Estonia es prácticamente una “nación sin papeles”.

Todos los trámites, desde registrar la empresa hasta pagar los impuestos, se hacen de forma digital y por lo tanto remota.

Pagar los impuestos toma, literalmente, cinco minutos. Registrar una empresa nueva, no mucho más.

El primer paso para poder abrir una empresa en Estonia es postularse y obtener la e-residency, lo que puede hacerse completando este formulario online, que toma unos 30 minutos.

La respuesta suele demorar entre dos y cuatro semanas y el trámite se completa con la única acción presencial que se requiere en todo el proceso: retirar la tarjeta de e-resident en alguna embajada o consulado de Estonia.

Nostalgia del papel

En mi experiencia, a veces cuesta que un emprendedor entienda que puede operar el mismo tipo de negocio que hoy tiene (o planea tener) en su país, desde otro lugar a cientos o miles de kilómetros.

Cuesta creerlo.

Posiblemente la falta de “presencialidad” (el que todo se haga a distancia), nos genera cierto síndrome de abstinencia, estamos acostumbrados a determinadas limitaciones y formas de hacer las cosas.

Pero el hecho es que es totalmente factible y las diferencias que hay en relación a operar de la forma tradicional (desde el país de residencia), son todas positivas.

Esto, por supuesto, es especialmente válido para negocios que pueden operar en Internet 100%, como los servicios profesionales, productos digitales, programación o diseño, pero también es posible la venta de productos físicos, como los que pueden hacerse a través de dropshipping o un e-commerce tradicional.

En busca de los emprendedores

Este programa está destinado a influir mucho en la manera en que otros países diseñan sus sistemas impositivos y sus procedimientos burocráticos.

Aunque su modelo no es fácilmente replicable, especialmente por parte de países más grandes, sí es posible aproximarse a él y copiar sus aspectos más relevantes.

Simplificar la operatoria para abrir y operar una empresa, digitalizar los procesos y diseñar sistemas impositivos más simples y razonables, va a ser cada vez más una necesidad para los gobiernos.

Si los emprendedores de cualquier país del mundo tienen acceso a opciones para crear sus empresas en lugares más favorables, es lógico que haya cierta presión para ofrecer las mismas condiciones, si es que se quiere mantener la competitividad del país, al menos en cuanto a creación de nuevas empresas.

Todo indica que en el futuro lo más lógico para un emprendedor será trabajar de esta manera. Es la forma compatible con la economía digital en la que vivimos.

Por otro lado, en mi opinión no es sólo un mecanismo económico. Es, además, una forma de vida.

Sea la solución para un freelancer, un nómada digital o el fundador de una startup, crear y operar una empresa de este modo, define un estilo de vida.

Creo que eso es lo que define lo que es ser un “ciudadano digital”, una forma de producir, comerciar y desarrollar cualquier proyecto sin las limitaciones a que estamos acostumbrados en el viejo mundo analógico.

Ese es el motivo por el que veo esta tendencia como algo tan importante y por lo que voy a dedicarle otros artículos, tanto al “qué se puede hacer” como al “de qué forma” hacerlo.

Esperen más sobre este tema 😉

 

PD: Si tienes interés en “emigrar digitalmente” y tienes dudas o preguntas sobre cuál es la mejor forma de hacerlo, en Twitter comparto información y converso con todos los que están interesados en el tema.

 

Fuente: Econamics

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