¿El Sector Privado Ya Está Resolviendo el Problema del Cambio Climático?

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Supongamos por un momento que las emisiones de carbono producidas por el hombre son una de las principales causas del cambio climático y que un clima cambiante es a la vez nuevo y totalmente malo. Si empresarios privados con ánimo de lucro desarrollaran una nueva tecnología que pudiera absorber el dióxido de carbono del aire, ¿los alarmistas del clima la aceptarían?

Me gustaría creerlo, pero tengo mis dudas. Para muchos alarmistas, su causa se ha convertido en un culto. Leen lo que creen que están de acuerdo y descartan con un gruñido lo que no encaja con sus puntos de vista. Parece que pasan mucho tiempo escupiendo ácido a quienes hacen preguntas embarazosas. ¿Estás tan sorprendido como yo de la frecuencia con la cual algunos de ellos tratan de callar a los disidentes, como los inquisidores del siglo XIII?

Una ex cantinera y ahora congresista socialista de Nueva York dice que el mundo se acabará en 12 años a menos que prohibamos los combustibles fósiles y gastemos billones en proyectos gubernamentales. Una espléndida adolescente sueca nos habla desde la ONU sobre la inminencia de la «extinción masiva de especies». Uno de mis vecinos está convencido de que tienen razón. «¡He leído la ciencia detrás de esto!» me insistió en una conversación casual. Le mencioné los nombres de dos autoridades muy prominentes, muy respetadas y con credenciales quienes no están de acuerdo.

«¿Qué te parecen las opiniones de estos dos científicos en particular?» le pregunté. Me respondió: «Nunca he oído hablar de ellos».

Qué lástima. Si nuestras mentes fuesen más abiertas, si tuviéramos más confianza en lo que la gente libre puede lograr y si aprendiéramos a ser más escépticos con respecto a las torpezas de un gobierno engrandecido, podríamos tomar nota de algunas cosas notables que ya están sucediendo. Tal vez estamos buscando a la gente equivocada con la finalidad de obtener las respuestas correctas.

El Washington Examiner publicó un artículo el 25 de septiembre titulado «Olvida el Nuevo Tratado Verde: El Sector Privado ha Resuelto el Cambio Climático». Comenzó con esta intrigante frase:

¿Qué pasaría si el cambio climático pudiera arreglarse sin destruir la industria de los combustibles fósiles y sin poner en la calle a los mineros de carbón y a los trabajadores del gas natural?

Puedes leer el artículo aquí.

Lo primero que pensé fue, Oh Dios, si esto es verdad, ¡se sacará al Culto del negocio! Las masivas subvenciones del gobierno que fluyen a un lado del debate climático se secarán. Muchos demagogos políticos tendrán que encontrar una línea de trabajo honesta. ¡El cielo seguramente se les caerá!

¿El sector privado realmente está resolviendo un gran problema en Norteamérica? ¿Cómo puede ser eso? ¿No es el gran gobierno el que resuelve los problemas grandes, como en Cuba, Corea del Norte y Venezuela? ¿Y como el Departamento de Vehículos Motorizados?

El artículo informa sobre algunos avances prometedores. Uno de ellos consiste en una compañía que está probando el prototipo de una central eléctrica de gas natural en Texas que, en lugar de emitir dióxido de carbono, lo utiliza para hacer funcionar turbinas eléctricas. También «secuestra el exceso de dióxido de carbono para su posterior venta a clientes que pueden utilizar el gas para crear una variedad de productos». Pronto estará vendiendo estas plantas en el mercado.

Otra compañía, revela el autor Mark Whittington, está trabajando en su propia versión de tal «tecnología para la captura de carbono». En la Universidad Rice de Houston, los investigadores han creado un proceso que «convierte el dióxido de carbono en un combustible líquido que puede ser almacenado y quemado en celdas de combustible». Y en Finlandia, una empresa ha desarrollado un proceso innovador que extrae el dióxido de carbono y lo utiliza en la producción de alimentos.

Whittington concluye,

Los candidatos presidenciales demócratas están ignorando las soluciones del mundo real al problema del cambio climático, mientras se aferran a planes de fantasía impracticables que no tienen ninguna posibilidad de éxito o incluso de ser promulgados.

¿Por qué demonios harían eso? Tal vez porque si el sector privado resuelve el problema, esos candidatos no podrán asustarte para que les des más poder y dinero.

Todo esto me recuerda a una famosa pero ahora olvidada competencia de hace 120 años cuando los humanos luchaban por hacer volar a los hombres. Armados con subsidios del gobierno, los caros artilugios voladores de Samuel Langley cayeron en el Potomac uno tras otro. Mientras tanto, con su propio dinero, dos mecánicos de bicicletas llamados Wright resolvieron el problema.

Esto, a su vez, me recuerda otro problema aparentemente insoluble hace 160 años: cómo transportar personas y mercancías a través de Occidente en un tren. Algunas personas, incluyendo a Abe Lincoln, pensaron que no se podía hacer sin que el gobierno lo hiciera por nosotros. Así que el gobierno federal invertió mucho dinero, de los impuestos, en tres ferrocarriles transcontinentales. Todos se fueron a la quiebra después de tirar descuidadamente las vías para cobrar los subsidios. Mientras tanto, el empresario James J. Hill construyó su propio ferrocarril transcontinental. Ganó dinero, nunca quebró y nunca cobró un cheque del gobierno.

En la película Ghostbusters (Cazafantasmas) de 1984, cuatro maniáticos de la parapsicología son finalmente echados por las orejas de los trabajos fáciles en una universidad estatal. Lamentándose de su situación, uno de ellos sugiere hacer negocios por su cuenta. El Dr. Raymond Stantz (Dan Aykroyd) expresa sus reservas de esta manera: «Personalmente, me gustaba la universidad. Nos dieron dinero y facilidades. No teníamos que producir nada. Nunca has salido de la universidad. No sabes lo que se siente allá afuera. He trabajado en el sector privado. ¡Ellos esperan resultados!»

Fuente: La Fundación para la Educación Económica (FEE)

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