Europa Frente al Espejo: El Declive Económico y Tecnológico en Comparación con Estados Unidos

Europa, el continente que alguna vez fue el epicentro de poder e innovación, enfrenta una realidad desafiante: Está quedando rezagada frente a su contraparte transatlántica, Estados Unidos. Desde aspectos económicos y educativos hasta ámbitos tecnológicos, el Viejo Continente está experimentando una desaceleración en su crecimiento y un declive en su influencia global que podría tener repercusiones significativas en su economía a mediano y largo plazo, prosperidad y status mundial.

Hasta hace poco más de una década, Europa lideraba la economía mundial con uno de los mayores crecimientos económicos históricos. Sin embargo, la crisis de 2008, el Brexit, la pandemia de COVID-19 y la reciente guerra en Ucrania han generado que Europa experimente un declive gradual pero constante, ocasionando que el liderazgo en economía, educación, tecnología, innovación, inversión, entre otros aspectos con economías más solventes como la de Estados Unidos.

Para comprender la magnitud del rezago que existe entre estas dos regiones basta con observar las cifras económicas. Hasta la crisis financiera de 2008, las economías de la Unión Europea y Estados Unidos eran comparativamente similares en tamaño: La Unión Europea registró un Producto Interno Bruto (PIB) de 16.2 billones de dólares frente a 14.7 billones de dólares por parte de Estados Unidos. No obstante, desde entonces, ambas economías han divergido drásticamente. En el año 2022, el PIB de la Unión Europea fue de aproximadamente 19.8 billones de dólares, mientras que el de Estados Unidos se situó en torno a 25 billones de dólares. Esta diferencia muestra una ventaja significativa para Estados Unidos en términos de crecimiento y desarrollo económico.

Uno de los factores que ha contribuido en este declive económico europeo es la implementación de onerosas regulaciones laborales, normas fiscales y procesos burocráticos en todos los países pertenecientes a la región, medidas que solo han desincentivado el crecimiento de las empresas nacionales. La rigidez en las regulaciones laborales y fiscales ha obstaculizado la capacidad de las empresas para adaptarse rápidamente a las condiciones cambiantes del mercado y ha generado una carga administrativa adicional que afecta su eficiencia y competitividad.

Esto, sumado al hecho de que la Unión Europea ha buscado constantemente encontrar un “equilibrio” entre el trabajo y ocio, suceso que solo ha generado una repercusión negativa altamente significativa sobre su crecimiento económico. La búsqueda de más tiempo de ocio principalmente por parte de la fuerza laboral joven ha reducido el nivel de productividad de las empresas, afectando su rendimiento y competitividad en el mercado. 

Además, Europa es considerada como una de las regiónes con mayor cantidad de población vieja en el mundo. Este envejecimiento progresivo de la población ha repercutido sobre la eficiencia en el accionar de las empresas, pues una población más envejecida implica una disminución en la disponibilidad de mano de obra calificada, lo cual reduce la eficiencia y productividad de las empresas.

Ante las distintas regulaciones, el incremento en el ocio de la fuerza la laboral joven y la población cada vez más envejecida, las empresas europeas se han visto reducidas en el ámbito internacional. Esta situación ha generado que empresas de origen estadounidense y asiático logren expandirse y posicionarse en el mercado global, llegando incluso a formar parte de las 20 empresas más grandes del mundo por sus altos niveles de ventas, ganancias, productividad, eficiencia, sostenibilidad y solvencia. El éxito principal de empresas como Apple, Microsoft, Berkshire Hathaway, Banco Comercial e Industrial de China (ICBC), Saudi Aramco, Amazon, entre otros, radica en la implementación continua de tecnología, innovación y mano de obra altamente calificada.

Respecto al ámbito de innovación y tecnología, la Unión Europea se encuentra desfasada en comparación a Estados Unidos. Los datos estadísticos muestran que el gasto en Investigación y Desarrollo (I+D) en la Unión Europea representó solo el 2.3 por ciento de su PIB en 2020 (311 mil millones de euros), mientras que Estados Unidos realizó un gasto equivalente a 3.08 por ciento de su PIB. De forma similar, la presentación de patentes y la protección de la propiedad intelectual en Europa también están rezagadas, con alrededor de 180 mil solicitudes en 2020, en comparación con las 625 mil de Estados Unidos. A este hecho se suma que solo el 49.4 por ciento de las empresas europeas informaron haber realizado innovaciones entre 2016 y 2018, situación que es superada por Estados Unidos con un porcentaje de 66.6 por ciento.

Europa se está quedando rezagada en comparación con los Estados Unidos. Sin embargo, esta situación no es un llamado a la resignación, por el contrario, es un llamado a la acción. Europa tiene el potencial, la historia y la capacidad para recuperar su posición en el escenario mundial. Además recientes acontecimientos mundiales han generado nuevas oportunidades de crecimiento económico como el colapso del gigante bancario estadounidense que promovía startups y emprendimientos, Silicon Valley Bank. Este hecho abre nuevas oportunidades a ciudades como Berlín, Estocolmo y Londres, ciudades que han emergido como centros de startups y que en este momento tienen la posibilidad de liderar este ecosistema empresarial a través de la inversión y desarrollo de emprendimientos.

Además, Europa es considerada como el principal territorio en la industria de turismo y “estilo de vida”. Por lo que, con regulaciones y políticas adecuadas, podría fomentar la adquisición de mano de obra altamente calificada, situación que impactará directamente sobre la eficiencia y productividad de las empresas y, en última instancia, generará un impacto positivo sobre su economía. Asimismo, si Europa desea cerrar la brecha existente con Estados Unidos, enfrentar los desafíos globales y mantener su competitividad debe fomentar la inversión en investigación y desarrollo de tecnología, innovación, educación, acceso a capital, entre otros. Europa tiene la oportunidad de recuperar su posición de liderazgo y construir un futuro próspero para las generaciones venideras.

* Carlos Olaya Loayza es Economista licenciado por la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC) y docente en esta casa de estudios y con experiencia laboral en el sector público y privado en materia económica, finanzas, investigación, estadística, logística, presupuesto, ejecución de proyectos y administración. Es actualmente Pasante en la Fundación Internacional Bases.

Fuente: Somos Innovación

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