Héroes del Progreso, Parte 36: Wilson Greatbatch

selective focus photography of heart organ illustration

Hoy presentamos la edición número 36 de los artículos publicados por HumanProgress.org titulada “Héroes del progreso”. Esta columna provee una introducción breve a los héroes que han realizado una contribución extraordinaria al bienestar de la humanidad. Puede encontrar la parte No. 35 de esta serie aquí.

Esta semana, nuestro héroe es Wilson Greatbatch, el ingeniero estadounidense que creó el primer marcapasos implantable. El marcapasos implantable utiliza pulsaciones eléctricas para asegurarse de que el corazón del paciente lata a un paso normal. La expectativa de vida de personas con un marcapasos es la misma que aquella del público en general y recibir un marcapasos es generalmente considerada una operación de bajo riesgo. Cada año, cientos de miles de personas se implantan un marcapasos y el Foro Económico Mundial ha estimado que desde su invención, el marcapasos ya ha salvado 8 millones de vidas.

Wilson Greatbatch nació el 6 de septiembre de 1919 en Buffalo, Nueva York. El padre de Greatbatch era un carpintero inglés que emigró a EE.UU. a principios de 1900s. La madre estadounidense de Greatbatch murió cuando el inventor era un niño pequeño. Desde una edad temprana, Greatbatch tuvo un gran interés en los dispositivos electrónicos y, cuando era un adolescente, disfrutaba ensamblando radios. Luego de que terminara secundaria en 1936, Greatbatch aplicó su conocimiento de electrónica a las Fuerzas Navales de EE.UU. como un operador inalámbrico y reparador de equipos electrónicos.

Greatbatch sirvió tanto en el Mar Atlántico como en el Mar Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial, antes de ser honorablemente dado de baja en 1945 como jefe de comunicaciones de radio en aviación. Luego de pasar un año trabajando como un reparador de teléfonos, Greatbatch se inscribió en la Universidad de Cornell para estudiar ingeniería eléctrica. Para suplementar su ingreso, Greatbatch manejó la transmisión de radio de la universidad. También ayudó con la electrónica del radiotelescopio de la universidad.

Greatbatch se graduó de Cornell en 1950 con un título de ingeniería eléctrica y empezó a estudiar para su maestría en ciencias de ingeniería eléctrica en la Universidad de Buffalo. En 1952, Greatbatch se desempeñó como profesor asistente en el departamento de ingeniería eléctrica de la Universidad de Buffalo.

A principios de la década de 1950, Greatbatch primero aprendió acerca del bloqueo del corazón —una condición mediante la cual los nervios no logran enviar impulsos eléctricos al corazón, que luego provoca latidos irregulares— cuando dos cirujanos visitaron la Universidad de Cornell.

En ese entonces, el procedimiento médico para combatir el bloqueo del corazón se hacía mediante dolorosos shocks eléctricos liberados mediante aparatosos equipos externos. Intrigado, Greatbatch empezó a imaginarse una manera de crear un pequeño dispositivo implantable para ayudar al corazón a latir de manera regular.

En 1956, mientras trabajaba como profesor asistente en Buffalo, Greatbatch realizó el descubrimiento más importante de su vida —todo gracias a un error fortuito.

Mientras creaba un instrumento que Greatbatch esperaba grabaría los latidos del corazón, accidentalmente soldó un reóstato del tamaño equivocado al circuito. En lugar de simplemente grabar los pulsos eléctricos, lo cual podía servir para monitorear los latidos del corazón, el error de Greatbatch resultó en que el dispositivo genere pulsos regulares de corriente eléctrica. Cuando se dio cuenta que había encontrado la manera tanto de simular y estimular un latido del corazón con la electricidad, Greatbatch luego recordó que “simplemente miré esa cosa incrédulo, pensando que estas eran exactamente las propiedades de un marcapasos”.

Durante los próximos dis años, Greatbatch tuvo éxito en convertir el aparato en una miniatura hasta lograr que alcance las dos pulgadas cúbicas. Luego de encasillar al marcapasos en una resina epoxi para protegerlo de los fluidos corporales, estaba ansioso de ponerlo a prueba. Gracias a la ayuda de William Chardack, un cirujano del hospital veterinario de Buffalo, el marcapasos, cargado con una pila de mercurio y zinc, fue exitosamente implantado en un perro en mayo de 1958. Con este experimento, Greatbatch fue capaz de demostrar que su dispositivo podía controlar los latidos del corazón del perro.

Más tarde ese año, con $2.000 de sus ahorros (aproximadamente $17.500 en dinero de hoy), Greatbatch dejó su trabajo en la Universidad de Buffalo y desarrolló su propio invento en su jardín. Para 1960, el marcapasos de Greatbatch fue exitosamente implantado en el primer paciente humano —un hombre de 77 años de edad que después vivió otros 18 meses. Ese mismo año, nueve pacientes más recibieron el implante.

Greatbatch patentó su marcapasos en 1962 y concedió la licencia de su invento a Medtronic Inc., un fabricante importante de equipos médicos. Sin embargo, Greatbatch pronto se dio cuenta de que porque sus marcapasos solo podían durar dos años debido a limitaciones de las pilas, una fuente de energía más confiable se requería para que su marcapasos tuviese éxito a largo plazo. A fines de la década de 1960, Greatbatch adquirió los derechos de una pila recientemente desarrollada de litio-yodo, que podía lograr que su marcapasos dure más de diez años. La pila de litio-yodo todavía es utilizada hoy en los marcapasos.

En 1970, Greatbatch fundó Wilson Greatbatch Ltd (ahora Greatbatch Inc.). Para 1972, los nuevos marcapasos de Greatbatch que podían durar más de diez años estaban en el mercado y estaban siendo implantados en miles de pacientes alrededor del mundo. Hoy, Greatbatch Inc es un proveedor líder a nivel mundial de pilas para la industria de dispositivos médicos y el productos más grande de marcapasos en EE.UU.

A lo largo de su vida, Greatbatch recibió varios honores. Recibió cuatro doctorados honorarios y, en 1988, fue inducido al Salón Nacional de Fama de los Inventores. En 1990, recibió el Premio Lemelson-MIT por los logros a lo largo de su carrera. En 2001, recibió el honor más alto de la Academia Nacional de Ingeniería, el que compartió con Earl Bakken, quien inventó el marcapasos externo. En 1983, el marcapasos de Greatbatch fue reconocido como una de las dos contribuciones más importantes de la ingeniería a la sociedad durante los últimos 50 años por la Sociedad Nacional de Ingenieros Profesionales.

Posteriormente, Greatbatch y su esposa establecieron la Fundación Eleanor y Wilson Greatbatch, la cual se enfocaba en donar dinero a las escuelas y otras causas educativas. Greatbatch falleció el 27 de septiembre de 2011 en Williamsville, Nueva York. Al momento de su muerte, tenía más de 220 patentes. Incluso hacia el final de su vida, permaneció interesado en investigar todo desde las naves espaciales cargadas con energía nuclear hasta las canoas cargadas con energía solar.

Gracias al trabajo de Wilson Greatbatch, millones de personas alrededor del mundo han sido salvadas de una muerte temprana y dolorosa. Cada año, cientos de miles de personas continúan viviendo gracias al marcapasos implantable. Por estas razones, Wilson Greatbatch es nuestro Héroe del Progreso No. 36.

 

Fuente: El Cato

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