La Competencia Como Estrategia de Reducción de Daños

Recientemente, Oxford University Press, en nombre de la Society for Research on Nicotine and Tobacco, ha publicado un documento de estudio en el que sus autores describen la importancia de la competencia como método transformador del mercado de productos de nicotina, al analizar el comportamiento de las compañías de cigarrillos en los Estados Unidos durante la progresiva inserción de los innovadores productos de nicotina de bajo riesgo que, entre otras cosas, propenden desplazar al consumo del cigarrillo convencional.

Como sabemos, el efecto que produce la nicotina sobre los fumadores es adictivo. Estos la inhalan por medio de la combustión del tabaco, permitiendo que la nicotina se desplace raudamente hacia sus pulmones, la sangre arterial y su cerebro, donde finalmente se generan los efectos adictivos de manera inmediata. Como mencionan los expertos —con especial y cariñosa mención al Dr. Diego Verrastro—, no existe vía parenteral más efectiva, en el caso de la administración de fármacos, que aquella que se realiza hacia los pulmones durante la inhalación respiratoria, siendo esta incluso más inminente que la vía sublingual. Por supuesto, en el consumo de cigarrillos, el efecto de la nicotina es idéntico y favorece la propensión a la dependencia.

La nicotina, provista en cantidades bajas, estimula y actúa sobre la adrenalina y la dopamina, agudizando la concentración y la memoria de las personas. Para examinar un ejemplo de su efecto, podríamos usar de referencia la actualización contemporánea de las entretenidas empresas del mítico y excéntrico detective privado inglés de finales del siglo XIX, Sherlock Holmes. En la serie televisiva confeccionada por la British Broadcasting Corporation, el legendario agente creado por Sir Arthur Conan Doyle, ha dejado de fumar. No obstante, en esta versión remozada conserva su adicción a la nicotina. Y, para sobrellevar su dependencia, adhiere parches de nicotina a su antebrazo, bajo la justificación de que la sustancia química le faculta para razonar y reflexionar mejor.

Como podemos observar en la alusión de la popular serie que protagoniza Benedict Cumberbatch, desde hace un par de décadas está cambiando el paradigma de consumo de nicotina para aquellos que guardan una relación de dependencia psicológica e incluso fisiológica con el elemento, y dicho fenómeno revoluciona paulatinamente el mercado que lo surte, promoviendo entre sus consumidores el acceso a las alternativas de la tradicional combustión del tabaco. En principio, porque su adquisición ha brindado comodidad y facilidades entre sus usuarios, dado que su consumo en interiores se posibilita al no ser productos combustibles; esto, por ejemplo, satisfizo las ansias de nicotina de los fumadores cuando el consumo de tabaco estaba restringido en sus lugares de trabajo o en espacios específicos, amén del principal aliciente que ha sido su menor coste en relación con los cigarrillos.

Debido a esta introducción de soluciones innovadoras por parte de operadores independientes en el comercio minorista convencional, eventualmente se produjo, como es natural, un ámbito de competitividad por la rentabilidad en el que las empresas de cigarrillos —que, pese a la evidencia, inicialmente omitían los riesgos para la salud de sus productos—, comenzaron a imitar y comerciar dichas preferencias, colocándose del lado de las alternativas no combustibles, la innovación y un marco regulatorio apropiado. 

Sin duda, lo positivo es que dichas opciones novedosas se manifiestan en productos centrados en la reducción de riesgos y daños, y la evidencia es provista por las referencias de Levy et al. Tanto estudios como informes recientes de la industria indican que la prevalencia del tabaquismo ha disminuido a un ritmo mucho mayor desde que se generalizó el uso de productos de vapeo de nicotina en 2012.

Lo negativo, sin embargo, es que el principal desafío que encuentran estas soluciones son las muchas veces sesgadas y desinformadas regulaciones y prohibiciones gubernamentales que, como menciona el prestigioso documento, limitan la competencia de firmas independientes que propulsan, a la vez que protegen —aunque este no sea su propósito— las ganancias de las tradicionales compañías de cigarrillos. Al mismo que promueven la desaceleración e incluso reversión del progreso en la disminución del tabaquismo, especialmente entre los jóvenes y los adultos jóvenes. Todo ello sin contar el desincentivo que generan en las tabacaleras que se han subido al vehículo de la inventiva, para promover los cambios por la salud pública.

Como menciona el artículo, desde una perspectiva de maximización de beneficios, la importancia de los productos de suministro de nicotina no combustibles para las empresas tabacaleras está respaldada por pruebas de: i. cambios en el consumo de tabaco y vapor; y, ii. El impacto del crecimiento del vapeo en los precios de las acciones de cigarrillos.

En este sentido, el recientemente lanzado «Índice Global de Políticas Efectivas Anti-Tabaquismo», publicado por la red internacional Somos Innovación, analiza las políticas públicas para erradicar el tabaquismo en 59 países, evaluándose en 10 categorías objetivas como el marco regulatorio de los Productos de Nicotina Sin Combustión (PNSC), prohibición, exhibición, empaquetado e impuestos, entre otras. El Índice demuestra que el uso del vapeo y otros productos sin combustión puede tener un impacto positivo significativo a nivel mundial. También proporciona ejemplos globales y una hoja de ruta sobre qué políticas públicas son propicias para aprovechar los beneficios de estos productos innovadores. 

Pese a la abundante evidencia, sin embargo, y dado que los cigarrillos son una fuente de ingresos antigua y muy lucrativa, las empresas tabacaleras siempre guardan la tentación de preservar la tradicional usanza, en especial si su alternativa es comercialmente inviable o inconveniente, a menos que existan imperativos financieros para promocionar productos potencialmente reductores de daños. 

Una normativa puede actuar como una barrera de entrada que reduzca la competencia, disminuyendo así los incentivos para que las empresas de cigarrillos inviertan en productos de suministro de nicotina no combustibles, retrasando invariablemente, el avance contra el tabaquismo.

* José Alberto León es Project Director en la Fundación Internacional Bases, así como Senior Fellow de los think tanks CEDICE Libertad y Fundación Ciudadano Austral. Anteriormente, asistente de investigación y contenidos de la Fundación Para el Progreso. Coautor del libro «Después del Socialismo, Libertad». Estudió Derecho en la Universidad Central de Venezuela.

Fuente: Somos Innovación

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