Los Costos de la Energía Nuclear

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La revista New Yorker recientemente publicó un breve artículo acerca de los ambientalistas que respaldan la energía nuclear porque creen que es un componente esencial de cualquier estrategia para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. El artículo discutía los riesgos de los accidentes nucleares, como aquel de Fukushima y correctamente señalaba que más de mil personas murieron en la evacuación forzada del área, superando con creces el efecto directo esperado para la salud de la exposición a la radiación.

Un estudio reciente extendió ese análisis al examinar los efectos del cierre de todas las plantas de energía nuclear en Japón luego del accidente de Fukushima en marzo de 2011. La ausencia de la energía nuclear estuvo acompañada de un incremento en los precios de electricidad (38 por ciento en la región de Tokyo) para pagar por el costo de los combustibles fósiles importados utilizados para sustituir la generación nuclear. Los precios incrementados de la electricidad redujeron el uso de electricidad e incrementaron la mortalidad producto de un menor uso de calefacción en los hogares. Desde 2011 hasta 2014, los precios más altos de electricidad resultaron en 1.280 muertes adicionales en las 21 ciudades más grandes de Japón. En cambio, las muertes acumuladas estimadas que se dieron por la exposición excesiva a la radiación producto del colapso del reactor son 130.

Una característica de la energía nuclear sospechosamente ausente de la discusión en la revista New Yorker fue su costo. En teoría, la energía nuclear de bajo costo ha sido la respuesta a muchas preguntas sobre la energía y el medio ambiente desde la década de 1950. En la práctica, sus costos han aumentado de manera inexorable. ¿Por qué?

En la edición de primavera de la revista Regulation reseño un estudio reciente que documenta la historia de la construcción de plantas de energía nuclear en EE.UU. y el aumento en los costos. Desde 1967 hasta 1978, se construyeron 107. En lugar de que los costos disminuyeran a través del tiempo debido al aprendizaje al andar, los costos de las plantas se han más que duplicado cada que se ha duplicado la capacidad acumulada de EE.UU. El problema es la “productividad del despliegue de los materiales” en declive —esto es, la cantidad de concreto y acero que los trabajadores unieron por cada unidad de tiempo.

Alrededor de 30 por ciento de la reducción de la productividad tiene que ver con las regulaciones de seguridad. Según los autores:

“Mientras que nuestro análisis identifica una densidad de cabilla en el concreto fortalecido como la variable más influyente para la disminución del costo, los cambios en la cantidad y composición del concreto de contención están limitados por las regulaciones de seguridad, más notablemente por el requisito de que las estructuras de contención puedan soportar los impactos de aviones comerciales. Los nuevos diseños de plantas con reactores subterráneos (incrustados) podría permitir tener muros de contención más delgados. Sin embargo, estos diseños todavía están en desarrollo y presentan el riesgo de altos costos de excavación en áreas o sitios con baja productividad”.

Las fuentes del otro 70 por ciento de la desaceleración en la productividad fueron la administración de la construcción y cuestiones de flujo de trabajo, incluyendo la falta de disponibilidad de material y herramientas, áreas de trabajo demasiado congestionadas, y conflictos de agenda entre los equipos de las distintas especializaciones. Los trabajadores artesanos, por ejemplo, eran improductivos durante 75 por ciento de las horas de trabajo. Los constructores de plantas intentaron abordar estos problemas aumentando el uso de módulos estandarizados y pre-fabricados que podían ser enviados al sitio y luego instalados. Estos fueron empleados en reactores posteriores, pero cualesquiera que hayan sido sus ventajas, estas no mejoraron significativamente la productividad agregada.

Desde la década de 1990, dos proyectos nucleares han empezado su construcción en EE.UU. Los dos son expansiones de dos reactores en estaciones de generación existentes. El proyecto VC Summer en Carolina del Sur fue abandonado en 2017 con costos hundidos de $9.000 millones y el proyecto Vogtle en Georgia está severamente retrasado. Las estimaciones recientes ubican el precio total de la expansión Vogtle en $25.000 millones, casi el doble del estimado inicial de $14.000 millones, y se espera que los costos suban todavía más.

Estos problemas no surgen exclusivamente en EE.UU. Los proyectos en Finlandia y Francia también han experimentado un alza de costos, un exceso de costes, y demoras en la conclusión del proyecto, todo lo cual también describí hace diez años.

El estudio provee un cable a tierra importante para aquellos que creen que la energía nuclear es un componente esencial de cualquier estrategia para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

 

Fuente: El Cato

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