Para Combatir el Comercio Ilícito, Aplastemos los Impuestos

three cigarette butts on ashtray

El año pasado, la Agencia Tributaria Irlandesa incautó más de 32 millones de euros en cigarrillos ilegales, 326 armas, una cabeza de cocodrilo y un caparazón de tortuga, entre otros artículos de contrabando. El contrabando de alcohol también ha sido masivo, con más de 764.174 litros por valor de 4,17 millones de euros incautados solo en 2020.

A medida que los delincuentes siguen mejorando sus métodos de clandestinidad, el alcance de las actividades no detectadas se amplía aún más. Esto debería preocuparnos a todos. Los mercados negros no sólo eluden toda la supervisión reglamentaria, lo que significa que no hay controles de seguridad o calidad, sino que crean un modelo de incentivo y financiación para otros comportamientos delictivos, como el tráfico de armas o de personas, al tiempo que privan al gobierno de ingresos fiscales y ponen a las empresas legítimas en desventaja.

No hay una bala de plata para resolver este enorme reto, y el gobierno irlandés debería empezar por aplicar políticas más inteligentes contra el comercio ilícito. Pero debe tener en cuenta que muchos de estos mercados negros evolucionan como reacción al exceso de regulación y de impuestos, algo que el gobierno podría, con la voluntad política adecuada, abordar con relativa facilidad.

Sabemos que el comercio ilícito es, en muchos sentidos, una consecuencia de las políticas restrictivas, como los impuestos al consumo, que impulsan a los delincuentes a ofrecer a los consumidores una alternativa más barata. Las políticas irlandesas, como el reciente aumento de 50 céntimos del impuesto especial sobre un paquete de cigarrillos, probablemente benefician a los contrabandistas que buscan beneficios rápidos, mientras que hacen muy poco, o nada, para ayudar a la gente a dejar de fumar.

Si el objetivo del gobierno es reducir el tabaquismo, podría fomentar los productos de nicotina de riesgo reducido, como los cigarrillos electrónicos y el vapeo, mediante una reducción de los impuestos y campañas de información pública más precisas sobre los beneficios relativos para la salud. Esto no sólo permitiría alcanzar los objetivos más amplios propuestos por los reguladores de la salud pública, como ha constatado la investigación del European Policy Information Center, sino que también podría contribuir a desalentar el comercio ilícito de tabaco.

Dentro de Europa, la disparidad normativa favorece el flujo ilegal de cigarrillos desde países de bajo coste como Bielorrusia y Ucrania hacia la Unión Europea. En Minsk, por ejemplo, el precio de un paquete ronda los 1,40 euros, diez veces más barato que en Irlanda. En noviembre del año pasado, se incautaron en el puerto de Dublín más de 5,5 millones de cigarrillos procedentes de Ucrania, con unas pérdidas presupuestarias estimadas en unos 2,5 millones de euros.

Los contrabandistas se aprovechan de la proximidad territorial de estos países con la UE y, al entrar a través de países como Letonia, los productos de tabaco falsificados pueden llegar a Europa occidental.

Por supuesto, los mercados negros existen no sólo porque hay grupos dispuestos a correr el riesgo de contrabandear productos a través de las fronteras, sino porque hay demanda de productos excesivamente regulados. Las encuestas no lo son todo, pero una realizada por iReach reveló que el 70% de los adultos (incluido el 67% de los no fumadores) de Irlanda están de acuerdo en que es «comprensible» que los consumidores decidan no comprar cigarrillos y tabaco a los minoristas legítimos de Irlanda.

Los países con altos costes del tabaco, como Irlanda, son especialmente vulnerables a las actividades delictivas, y aunque deben ampliarse los esfuerzos de detección, el gobierno debería considerar la posibilidad de tomar medidas decisivas en forma de recortes fiscales o, como mínimo, abstenerse de realizar nuevas subidas de impuestos.

Las pruebas que lo corroboran son contundentes. Un estudio de 2010 publicado por CIRANO en Montreal descubrió que cada dólar adicional en impuestos aumenta la propensión a recurrir al consumo de cigarrillos de contrabando en un 5,1%, mientras que cada dólar adicional en recortes fiscales la disminuye en un 5,9%. Está claro, por tanto, que unos impuestos más elevados aumentan el atractivo del mercado negro, y que cuanto más profundas sean las rebajas fiscales, mayor será la probabilidad de detener el contrabando.

El objetivo general de la subida de los impuestos especiales, según los reguladores, es reducir los índices de tabaquismo en Irlanda. Si bien es cierto que la prevalencia del consumo de cigarrillos en Irlanda ha descendido de forma constante, esto no significa que si el gobierno redujera los impuestos, los índices volverían a dispararse.

El gobierno irlandés sólo tiene que mirar a Canadá, donde, en 1994, el gobierno redujo drásticamente los impuestos sobre los cigarrillos para hacer frente al floreciente comercio ilícito y, a pesar de las expectativas alarmistas de entonces, la prevalencia del tabaquismo disminuyó y sigue disminuyendo. Desde entonces, el comercio ilícito también ha disminuido considerablemente.

Para armar una estrategia más coherente, el gobierno irlandés debe seguir apuntando al lado de la oferta del mercado ilícito, pero sería un error no considerar recortes fiscales significativos y una regulación más inteligente. Un enfoque múltiple será la única manera de reducir el comercio ilícito y evitar los problemas asociados a él.

 

Traducido por el Equipo de Somos Innovación

 

Fuente: 1828

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