Era una mañana normal y uno de los días de la semana que iría a la oficina, pero lo que cambiaba era la forma en que me transportaría, y es que Uber, la plataforma de servicio de transporte, había comenzado a operar en San Pedro Sula.
Carlos Antonio se llamaba el conductor que me atendió en ese primer “ride”, y me comentó que tenía 1 año de no trabajar ya que anteriormente trabajaba en un punto de taxis que ante la llegada de la Pandemia por el COVID-19, solo permitió que siguieran operando los líderes del pequeño sindicato que controlaba ese punto en específico, y que con Uber sentía que iba a trabajar para él mismo combinandolo con otras actividades que estaba desarrollando, además de la dinámica familiar en casa.
El “ride” fue a tiempo, en un automovil limpio, con una excelente atención, y lo más importante: al mismo precio que me habría cobrado un taxi normal, pero con un servicio considerablemente superior.
Y es que Uber es más que un servicio de transporte que se solicita por una aplicación móvil, es el talón de aquiles del mercado de transporte que históricamente ha sido operado por sindicatos que a su vez no ofrece un servicio que esté a la altura de lo que cobra, ni se ha esmerado por profesionalizar su operación.
Ofrece autonomía a los conductores, que si bien deben regirse por protocolos de reclutamiento y estándares de calidad al ofrecer su servicio, se les da la libertad de operar en un sistema libre de sindicatos, en un ambiente digno y de constante mejora, rompiendo barreras impuestas por lo establecido en el rubro de transporte cuyo peor enemigo es el mismo.
Actualmente en Honduras ha habido una migración importante de conductores que operaban en el rubro de taxis convencionales, a los denominados “taxis VIP” (unidades sin número asignado), por varias circunstancias, pero una de las más importantes es porque pueden operar de forma independiente y más segura, sin tener que rendirse a las normas de sindicatos que son extractores de sus ganancias, y por otra parte los usuarios han aceptado en mayor medida esta modalidad, especialmente durante los meses de mayor restricción de movilidad por la pandemia.
Esto da pauta del hartazgo que hay dentro del mismo rubro y también por parte de los usuarios, por lo que Uber viene a ser una bocanada de aire fresco para quienes quieren trabajar en un mercado abierto, digno y realmente competitivo.
El mercado no muere, simplemente se transforma, por ello Uber y AirBnB, son una muestra de las tantas plataformas de servicios que han sido disruptoras en el mercado, y que han brindado una alternativa que sin sacrificar el bolsillo de sus clientes, son un ganar-ganar tanto para propietarios, como para usuarios, imponiendo un nuevo estándar de calidad y transformando la experiencia de movilización, hospedaje, comunicación, entre otras, como la habíamos venido conociendo, especialmente porque da la libertad para elegir fuera de lo convencional.
Uber representa una nueva mentalidad para ofrecer servicios, que devuelve la dignidad tanto al usuario como al conductor, que evidencia que todo lo que dabamos por establecido no era precisamente lo mejor, y que abre oportunidades de ingresos no solo a quienes se dedican extrictamente al rubro del transporte sino también a estudiantes, amas de casas, profesionales, que quieren un ingreso extra y que en la coyuntura actual se convierte en una fuente más de empleo.
Fuente: Fundación Eléutera Honduras
