Yo S.A.: El Cambio Tecnológico detrás del Boom de las Empresas Unipersonales

En 2009 escribí en mi blog un artículo sobre Marcus Frind, el emprendedor canadiense que fundó el sitio de citas Plenty of Fish y que en ese momento ya facturaba más de 10 millones de dólares.

Lo más interesante era que hasta 2008 no tenía un sólo empleado.

Eso, que hace una década era sorprendente, hoy está comenzando a ser cada vez más común.

En ese artículo explicaba que lo que permitía que una persona sola, sin empleados y sin ningún tipo de apoyo financiero, pudiera crear una empresa multimillonaria, era que se había generado un ecosistema de servicios que multiplicaban la productividad y lo que podía lograr un individuo.

Lo que mencionaba en ese momento hoy nos parece muy básico, casi primitivo: “se creó lo que en la jerga de los negocios virtuales se llama `ecosistema´, un conjunto de servicios ofrecidos gratuitamente a los emprendedores, que incluyen creación y alojamiento de sitios web, venta de publicidad, alojamiento y distribución de archivos, análisis estadístico de visitas, mensajería instantánea, telefonía web, diseño y edición de libros, edición y alojamiento de videos y un larguísimo etcétera”.

Hace 12 años esto era “¡guau!”. Hoy es Jurassic Park.

Hoy, emprendedores que son una empresa de medios en sí misma, como Tim Ferris o Joe Rogan, hacen que esos 10 millones parezcan mucho más normales.

Y ese tipo de emprendedores existen y pueden hacer lo que hacen porque el ecosistema de apoyo creció explosivamente.

El año pasado Rogan firmó un contrato con Spotify para brindarle el archivo de 11 años de podcasts en exclusividad, por el que cobró más de 100 millones de dólares.

Y Ferris cobra, solamente por patrocinios, más de 100.000 dólares por episodio de su podcast.

Cierto es que Frind vendió su empresa a Match Group en 2015 en 575 millones de dólares, en efectivo, aunque para ese momento la empresa ya tenía decenas de empleados.

En cualquier caso, ese incipiente ecosistema que mencionaba hace doce años, hoy se ha transformado en un planeta entero de herramientas, servicios, plataformas y marketplaces al servicio de que cualquier persona pueda llevar adelante un “one man (o woman) show”.

El tamaño ideal de una firma tiende a reducirse permanentemente.

Ahora bien, ¿por qué se da este fenómeno? La respuesta es una combinación de razones económicas y tecnológicas.

¿Por qué crecen las empresas?

Comenzando por el aspecto económico, ¿qué es lo que hace que una empresa contrate empleados? Los costos de transacción.

¿Qué significa eso? Que aunque todas las cosas que hacen sus empleados las podría hacer una persona o empresa externa contratada, es tan costoso e incómodo buscar y negociar con una persona los términos de un contrato cada vez que necesito un servicio, que preferimos que el trabajo lo haga alguien DENTRO de la empresa.

Pero, por el contrario, si conseguir en el mercado un servicio o trabajo en particular es fácil y conveniente, prefiero contratarlo fuera y ahorrarme los problemas que trae aumentar el número de empleados.

Una empresa sabe que si aumenta demasiado el número de empleados comienza a pagar un costo por la burocracia que es necesaria para hacer funcionar una organización muy grande.

Además de tener mayores costos fijos y por lo tanto menos flexibilidad operativa.

Por lo tanto, se contratan empleados mientras los costos de transacción (buscar y negociar con proveedores) sean menores que los costos (problemas) que trae la burocracia.

En términos simples: siempre que haya en el mercado alternativas convenientes y económicas para contratar un servicio, se lo va a preferir a contratar un empleado fijo.

El primero que analizó esto con cierto nivel de rigurosidad fue Ronald Coase en un paper de 1937, La Naturaleza de la Firma, que le valdría posteriormente el Nobel de Economía.

Ahora bien, ¿qué pasa si esos costos de transacción bajan dramáticamente? Es decir, que pasa si subcontratar trabajos no es tan costoso ni complicado.

La respuesta es que vamos a subcontratar muchos más trabajos “afuera” y vamos a contratar menos empleados internos.

Otra forma de ver esto es que el número de empleados necesarios para gestionar la empresa es ahora menor. La empresa puede ser más pequeña (en cantidad de personas) y facturar lo mismo.

Eso es lo que está sucediendo en este momento en todo el mundo. El tamaño óptimo o necesario de las empresas disminuye notoriamente.

Empresas cuya facturación hubiese requerido hace unos años de 10 o 20 personas para poder operar, hoy las puede manejar un solo individuo.

Vamos camino a un mundo donde veremos empresas que cotizan en bolsa y que alcanzan cientos o miles de millones de dólares en valoración con uno o dos empleados full time: los fundadores.

Parece una locura, pero si se proyecta lo que está sucediendo hoy no es tan extraordinario.

Los Marcus Frind van a multiplicarse.

Por supuesto que no es necesario construir como él una empresa de 500 millones para ser parte de esto.

El punto es que se puede ser emprendedor con una empresa de tamaño respetable, sin contratar empleados y aprovechando todas las herramientas y servicios que tenemos a nuestra disposición.

Aunque las “superestrellas” (al estilo Rogan, Frind o Ferris), son usualmente pocas, hay muchísimo espacio (cada vez más), para tener un negocio más que decente con una empresa unipersonal.

La nueva “caja de herramientas”

Ahora bien, ¿cuáles son las herramientas tecnológicas que nos permiten hoy tener una empresa sin contratar gente?

¿Cómo hacemos hoy para resolver tareas sin tomar empleados?

Un buen ejemplo de estas herramientas son las plataformas para creadores. Las que les permiten producir, distribuir, darse a conocer y vender sus contenidos.

Si en 2009 yo mencionaba a Youtube, hoy tenemos a Tik Tok (su versión breve), Substack o Revue (para las renacidas newsletters), Twitch (para streamers), Instagram y, si nos vamos hacia el mundo de la educación, sitios como Teachable, entre otros.

Estas plataformas podrían denominarse “verticales”, es decir que están dirigidas a resolver las necesidades de creadores con un medio específico de producción.

Pero también están las “horizontales”, que ofrecen herramientas que necesitan o pueden utilizar todos, sin importar su sector o especialidad, como Stripe (para pagos), Patreon (para suscripciones) o Descript (para edición de audio y video), entre otros.

Por supuesto esto aplica principalmente para creadores, es decir, gente que hace podcasts, streamers, bloggers, etc.

Podríamos llamarlo el mundo de las empresas de medios unipersonales.

Que ellos sean los que están haciendo punta no quiere decir que la tendencia se agote allí.

Simplemente, como dice Ben Thompson, el sector de los medios de comunicación se adapta más rápido que otros porque su modelo de negocio es más simple.

Pero hay muchas industrias también que están siguiendo el mismo camino.

La del software, por ejemplo, se está abriendo no sólo a emprendedores “solitarios” sino a aquellos que no saben programar.

¿Cómo se logra eso? Con un conjunto de herramientas que se llaman “no code”, es decir que no requieren saber escribir código.

Se pueden crear apps perfectamente sin saber programar una sola línea, con herramientas como Bubble, por ejemplo. Airtable te ayuda a organizar y automatizar procesos de negocio, así como Zapier te permite automatizar tareas.

El punto es que una persona puede hoy hacer lo que antes hacían diez o cien y que la escala económica que puede alcanzar sorprendería a cualquiera.

Una vez que las personas entienden que pueden ganarse la vida más que cómodamente desarrollando su actividad “en solitario”, ¿qué las convencerá de tomar un empleo?

Y para las empresas, una vez que entienden que es posible (y conveniente) contratar una persona o una microempresa para hacer lo que antes hacía un empleado, ¿qué los convencerá de contratar a una persona para la misma tarea?

El paisaje es simétrico. No hay “ganadores” y “perdedores”. Es un mundo nuevo, de personas independientes que se agrupan y organizan para llevar a cabo tareas o proyectos.

Una nube de talento que se mueve con la fluidez y velocidad con la que hoy se mueve el dinero.

O quizás mejor.

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Fuente: Econamics

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