Héroes del Progreso, Parte 17: Malcolm McLean

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Hoy presentamos la edición No. 17 de la serie de artículos publicados por HumanProgress.org, titulada «Héroes del Progreso«. Esta columna presenta una introducción breve a los héroes que han realizado una contribución extraordinaria al bienestar de la humanidad. Puede encontrar la edición No. 16 aquí.

Nuestro Héroe del Progreso No. 17 es Malcolm McLean, un conductor de camiones estadounidense  y, posteriormente, un empresario que desarrolló el moderno contenedor intermodal de carga. El desarrollo de McLean de contenedores de carga estandarizados redujo significativamente el costo de transportar carga alrededor del mundo. Los costos de carga más bajos fomentaron significativamente el comercio internacional, lo cual, a su vez, ayudó a sacar a cientos de millones de personas de la pobreza. La «contenerización» de McLean sigue siendo un pilar vital de la economía global interconectada de hoy.

Antes de que McLean desarrollara su contenedor de carga estandarizado, casi toda la carga del mundo era transportada en una mezcla diversa de barriles, cajas, fundas, cajones y cilindros. Un barco típico en la era previa a los contenedores portaba hasta 200.000 piezas individuales de carga que eran montadas al barco a mano. El tiempo que tardaba llenar y vaciar la carga muchas veces equivalía al tiempo que el barco requería para navegar entre dos puertos. Esa ineficiencia contribuyó a mantener los costos de transporte muy altos. Aquí es donde entra en nuestro relato McLean.

Malcolm (luego Malcom) McLean nació en noviembre de 1913 en Maxton, en Carolina del Norte. Cuando se graduó de secundaria en 1935, su familia carecía de suficientes fondos para mandarlo a la universidad. En cambio, empezó a trabajar como un conductor de camiones en la empresa de camiones de sus hermanos.

En 1937, McLean hizo una entrega rutinaria de pacas de algodón a un puerto en Carolina del Norte que serían enviados a Nueva Jersey. Como McLean no podía dejar su carga hasta que esta sea montada en el barco, se sentó horas viendo como docenas de manos en el puerto cargaban miles de paquetes pequeños al barco. McLean se dio cuenta de que el proceso de carga gastaba cantidades enormes de tiempo y dinero, y empezó a imaginarse si podría existir una alternativa más productiva.

En 1952, a McLean se le ocurrió cargar camiones enteros al barco para ser trasladados a lo largo de la costa estadounidense (esto es, desde Carolina del Norte hasta Nueva York). Aunque esta idea reduciría dramáticamente los tiempos de carga, pronto se dio cuenta de que estos «barcos de camiones» no serían muy eficientes debido a la gran cantidad de espacio de carga desperdiciado.

McLean modificó su diseño original de tal manera que los contenedores –y no el chasis del camión– fuesen montados al barco. También desarrolló una manera de que los contenedores sean apilados uno encima de otro. Ese fue el origen del contenedor de carga moderno.

En 1956, McLean obtuvo un préstamo bancario de $22 millones. Utilizó el dinero para comprar dos buques cisterna de la Segunda Guerra Mundial y para modificarlos para que pudiesen cargar sus contenedores. Después ese mismo año, uno de sus dos buques, el SS Ideal-X, fue cargado con 58 contenedores y salió de Nueva Jersey hacia Houston, Texas. En ese momento, la empresa de carga de McLean ofrecía precios de transporte que eran un 25 por ciento más bajos que aquellos de su competidor así como también la capacidad de cerrar con llave los contenedores para prevenir el robo de carga, lo cual también resultaba atractivo para muchos clientes.

Para 1966, McLean lanzó su primer servicio transatlántico y tres años después, McLean había iniciado su línea de transporte transpacífico. Conforme se volvieron más claras las ventajas del sistema de contenedores de McLean, se desarrollaron barcos más grandes, contenedores más sofisticados y grúas más grandes.

En 1969, McLean vendió su primera empresa de carga por $350 millones ($3.800 millones en dinero actual) y luego inició una serie de negocios. Más notablemente, compró la empresa de carga United States Lines en 1978 y construyó una flota de 4.400 barcos de contenedores. McLean continuó refinando sus contenedores de carga durante el resto de su vida. Murió a la edad de 87 años en Manhattan en el 2001. Cuando murió, la revista Forbes denominó a McLean «uno de los pocos hombres que cambió el mundo».

En 1956, montar la carga a un barco con las manos en un puerto estadounidense costaba $5,86 por tonelada ($55,58 en dólares corrientes). Para 2006, los contenedores de carga redujeron ese precio a tan solo 16 centavos por tonelada ($0,21 en dólares corrientes). El miembro del Consejo de Human Progress Matt Ridley ha señalado que «el desarrollo de la contenerización en la década de 1950 hizo que la carga y descarga de los barcos fuese alrededor de veinte veces más rápida y de esta manera redujo dramáticamente el costo del comercio».

Esta reducción dramática en los costos del comercio fomentó el comercio internacional. Esto implica que los consumidores ahora tienen acceso a productos de alrededor del mundo a un precio más bajo de lo que antes se creía posible. De igual manera, los costos más bajos del transporte han ayudado a elevar la calidad de vida de cientos de millones de personas en países en desarrollo orientados hacia las exportaciones durante las últimas décadas.

Sin los contenedores de McLean, el comercio global estaría muy por debajo del nivel en que se encuentra hoy, y casi todos nosotros gozaríamos de una calidad de vida inferior. Por estas razones Malcolm McLean es nuestro diecisieteavo Héroe del Progreso.

 

Fuente: El Cato

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