Micro Inversores: Todos Queremos Ser Accionistas

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Cómo la tecnología y el micro equity están permitiendo a cada vez más personas el acceso a las inversiones. +50 sitios para comprar o vender una pequeña empresa.

Una de las mayores causas que agravan la desigualdad económica en el mundo es la diferencia entre quienes poseen activos y quienes no.

Las personas que los poseen (acciones, bonos, inmuebles, propiedad intelectual o lo que sea), tienen dos grandes ventajas.

Por un lado, como se suele decir, “el dinero trabaja para ellos”, es decir, tienen ingresos que no dependen de su trabajo.

Pero por otro lado, se benefician de la revalorización de esos activos en el tiempo (el aumento del valor de las acciones o el precio de los inmuebles, por ejemplo).

Por el contrario, las personas que derivan sus ingresos exclusivamente de su trabajo no sólo no tienen esos beneficios, sino que cobran en monedas que, al contrario que los activos, se deprecian continuamente por causa de la inflación.

Se puede decir que la inflación producida por los gobiernos es una generadora de desigualdad.

La mejor forma de protegerse de ella, por supuesto, es comprar activos. Como en el Monopoly, la clave es acumular casitas y fábricas, algo que no es tan simple, obviamente.

El problema es que esto requiere montos de dinero y conocimientos que no son de alcance masivo.

Una de las transformaciones más interesantes que están produciendo la tecnología y los nuevos modelos de negocio sobre la economía es que el acceso al equity (la propiedad de activos), es cada vez más amplia.

Lo que hasta hace poco era un mundo con no pocas barreras de entrada y cierta sofisticación (operar en bolsa, invertir en startups, comprar propiedades), se va haciendo más y más accesible.

Bajan los costos de entrada, se simplifican los procesos, se amplía el alcance.

Cada vez más personas son inversores. En algunos casos por caminos “tradicionales”. Por ejemplo, el broker online Robin Hood que opera sin cobrar comisiones ha sido el artífice de toda una nueva generación de traders, al estilo de los que se agrupan en el grupo de Reddit Wall Street Bets.

En otros, el camino es la búsqueda de crear la propia empresa o producto que les permita generar un ingreso que no dependa de un empleo.

Finalmente, el tercer caso, muy asociado a todo lo que se considera economía de creadores, es el de aquellos que, antes que un producto, lo que tienen y lo que hacen crecer es una audiencia, una comunidad de seguidores.

Tener la atención y, más importante, la confianza de un grupo de personas con similares intereses, es el activo más valioso que se pueda pensar para cualquier emprendedor wanabee.

En este caso, la regla sería, conseguir la confianza primero y monetizar después.

El streamer o youtuber que tiene una audiencia leal, tiene a disposición decenas de formas de transformar esa atención y confianza en dinero.

Es un activo intangible… y monetizable.

Micro inversores

Pero volviendo al primer caso, las inversiones, así como se han reducido las barreras de ingreso para crear empresas en Internet, gracias a las plataformas de infraestructura en la nube y las herramientas de low code, el acceso a las oportunidades de inversión en esas mismas empresas, también se está ampliando.

En España, un ejemplo fue el lanzamiento del fondo de Faraday Venture Partners, que permite invertir en cada compañía desde 2000€. La idea es que un inversor con 20.000€ puede formar una cartera diversificando en 10 startups diferentes.

Existe una tendencia más amplia, que se denomina Micro Private Equity y que comprende aquellos fondos o pools de capital que invierten en empresas de menos de 5M USD de valuación.

Los fondos tradicionales de equity no suelen invertir en empresas tan pequeñas, generalmente debido a la falta de procesos y estructura que tienen estos negocios.

Los fondos de Venture Capital y muchos angels tampoco le prestan atención a estos negocios dado que suelen estar enfocados en perseguir oportunidades que tienen una capacidad de escalar rápidamente y a valores muchísimo mayores.

Este segmento de empresas puede ser el proyecto de fin de semana de algún programador que sueña con dejar su trabajo de 9 a 5 pero que no ha conseguido escalarlo aún ni cuenta con atractivo suficiente para obtener financiamiento de un fondo tradicional.

Se da entonces una conjunción especial. Por un lado, emprendedores bootstrappers (que se manejan con pocos recursos financieros) y que tienen cerradas las puertas de la siguiente etapa en el roadmap ideal de las startups (angels, VCs, etc).

Por el otro, pequeños inversores que enfrentan tasas de interés por el piso y tickets de inversión demasiado altos para ingresar en redes de inversores o fondos de capital de riesgo tradicionales.

Eso ha creado este nuevo ecosistema de fondos, marketplaces y brokers que se dedican a buscar y fondear estas pequeñas empresas, rentables pero limitadas en su crecimiento por falta de recursos.

No buscan el próximo Glovo, sólo un lugar inteligente donde hacer rendir el dinero más que un bono del gobierno.

Por su parte los fundadores buscan, en muchos casos, un exit que recompense sus esfuerzos aunque la bolsa sea un sueño imposible.

Todos estos factores presagian que esta tendencia no es pasajera, sino al contrario, que se irá fortaleciendo.

Más fondos y también individuos irán ingresando en este mercado al ver las oportunidades que ofrece

El valor de las empresas en este segmento, consecuentemente, irá aumentando.

Otro factor que contribuirá a aumentar la demanda y el precio por compañías pequeñas es que es cada vez más fácil auditar ventas y rentabilidad utilizando herramientas como Stripe, Google Analytics y Jungle Scout.

Los negocios online cada vez se comprenden (y por lo tanto se evalúan) mejor, lo que facilitará las transacciones también.

La transparencia en las operaciones y el uso de marketplaces como OpenStore contribuirá además a aumentar la velocidad con la que se cierran las operaciones.

El emprendedor que «compra hecho»

Aunque muchos de los jugadores en este espacio son empresas que buscan consolidar un gran número de pequeñas empresas buscando lograr escala rápidamente, también existe el lugar para emprendedores individuales que decidan, no crear, sino hasta cierto punto “comprar hecho”.

En un futuro cercano un emprendedor será no necesariamente el que dedicó años a la creación y desarrollo de un producto y una base de clientes, sino aquel que encontró un buen producto y/o base de clientes a la venta y los compró.

Es lo mismo que han hecho por años fondos e inversores, pero ahora está a la escala de un emprendedor “normal”.

Y dónde está el “arte” del emprendedor, entonces? Además de encontrar la oportunidad adecuada al precio adecuado.

En apreciar el valor de la compra, a través de:

  1. Modificar la estructura de precios
  2. Utilizar publicidad paga
  3. Tercerizar y mejorar funciones no esenciales
  4. Negociar precios de proveedores
  5. Negociar comisiones en canales de venta
  6. Mejorar la conversión del funnel
  7. Automatizar procesos

Parece el manual de todo lo que sabe hacer bien un emprendedor que eficientiza, por oposición al tradicional “innovador”.

El ecosistema

En cualquier caso, este nuevo esquema sirve para pequeños inversores, empresas no tan pequeñas que quieren crecer consolidando operaciones menores, emprendedores que quieren hacer un cash out de un proyecto que ya no puede crecer sin recursos y el mencionado “emprendedor comprador”.

Esta es una lista de los principales jugadores de cada segmento de ese ecosistema en permanente expansión:

Fondos/compradores

Marketplaces

Brokers

Un mundo de accionistas

Así como el angel investing redujo la escala y el dinero necesario para invertir en una startup, el micro private equity baja aún más los requerimientos de inversión.

Eso hace que esté floreciendo una industria que permite el acceso a la propiedad de empresas a inversores pequeños y a exits rentables a emprendedores que no han creado el próximo Uber, pero sí un negocio rentable.

La distancia de esta nueva situación del mercado financiero es apabullante si comparamos con lo que sucedía hace apenas 5 o 10 años. Ni qué decir si nos remontamos a los ochenta y noventa, a pesar del furor que parecían ser los mercados bursátiles. La inversión era, todavía en esa época, un juego para pocos.

Seinfeld fue una comedia americana que retrató muy bien el clima de época de esa última década.

En uno de los capítulos de la primera temporada (comenzó a emitirse en 1989), Jerry Seinfeld es convencido por su amigo George de invertir en una desconocida empresa de la que tenía una recomendación especial.

Seinfeld pasa el resto del capítulo pidiendo el periódico en cuanto bar u hotel frecuenta para ver la evolución de la acción (que no paraba de caer). Así era la inversión en bolsa en los 90 para una persona normal: basada en “datos” de algún conocido, costosa y monitoreada día a día a través de la prensa.

No era sorprendente que el mundo se dividiera entre, como dicen en inglés, los “have” y los “have not”. Los que tienen y los que no.

Esto es lo que está cambiando, gradualmente, la tecnología y una nueva generación de empresas. Están logrando que cada vez más personas puedan jugar al Monopoly.

Que tengas un gran fin de semana y si alguien te reenvió este correo y te interesa recibirlos todas las semanas, puedes suscribirte aquí.

 

Fuente: Econamics

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